Ya no se trata solo de una cultura de los derechos donde los deberes y las obligaciones simplemente no existen, sino de algo todavía más delicado: la negación total de los derechos ajenos (...)
La diversidad, profundidad y amplitud de temas que trató evelan su amor por la vida y la libertad de pensamiento, en oposición a la existencia gris, mediocre y políticamente correcta que imprime la vida estándar e irreflexiva.