En palabras de la OMS, los acontecimientos de esta semana han sido particularmente estresantes, amenazadores y han provocado un profundo malestar psíquico, físico y social en casi todos los que residimos en Chile.
Lo que ha ocurrido en muchísimas ocasiones en estos días —y también con anterioridad— es un uso excesivo de esa fuerza legítima y, por lo mismo, sin respeto a la ley, reglamento, circular y protocolos.
Iniciativas tienen a la UAI como institución principal y asociada, y apuntan a la transferencia de tecnología para mejoras en la minería subterránea, gestión enérgetica y cambio climático.
Si no hay un reconocimiento y una real intención de cambio, la indignación continuará –sea en las calles o de manera latente- y los escenarios de furia continuarán siendo la tónica.
El actual estallido social, es una prueba más de que enfocarse en el crecimiento económico sin redistribución, es decir sin un desarrollo inclusivo, simplemente no funciona.
En vez de hacer excavaciones buscando tesoros, las islas debiesen recibir por parte del Estado una gran inversión para la conservación de la rica fora y fauna endémica que sobrevive frente al peligroso avance de la erosión y la depredación.