La ley de inclusión impulsada por la ex Nueva Mayoría está debilitando la educación pública frente a la particular pagada, y el silencio y la indiferencia de todos los que promovieron dicha política es realmente impresionante.
Ocurre que la falta de competencia es indicativa de privilegios. De ausencia de mérito para ganarse el mercado y de rentas excesivas en beneficio de un grupo y en desmedro de los consumidores. En cambio, una economía competitiva es una economía de acceso abierto, sin privilegios.