El adversario declarado del libro no es el socialismo atriano ni el Chicago-Gremialismo —como le llaman— que tanto ha influido en la derecha. Es el fenómeno populista.
San Petersburgo sufrió las inclemencias del siglo XX más que cualquier otra ciudad rusa. Sin embargo, ahí sigue en pie, más viva y esplendorosa que nunca.
Más allá de la pertinente condena a los recientes actos de violencia estudiantil, es necesaria una autocrítica sobre las señales dadas en el pasado sobre los medios de reivindicación aceptables.
Todo parece anticipar para los próximos meses un cuadro de mayor deterioro y crispación política, con sectores de oposición sin grandes incentivos para un reposicionamiento propio, sino más bien tentados a ver en el eventual fracaso del gobierno su única opción de triunfo en las futuras contiendas electorales.