La eficiencia y productividad de un trabajador no sólo deben vincularse con la cantidad de horas trabajadas, sino con la calidad de las mismas. Largas jornadas de trabajo no son sinónimo de eficiencia y productividad.
Debemos trabajar para buscar fórmulas que permitan romper estigmas y revertir procederes que no se condicen con el nivel de desarrollo de nuestra sociedad.