Jorge Baradit y Alberto Precht conversan sobre cómo las redes sociales son capaces de castigar la libertad de expresión y crear funas contra una persona sin investigar.
El intervencionismo no es, bajo ningún respecto, patrimonio único de Washington; ha sido también una constante histórica de grandes y extintos imperios y, en nuestra actualidad, de países como Rusia y China.
No puede ser una tarea estatal legítima, y por tanto del CNTV, proteger a sus ciudadanos de saber que se vierten opiniones que por su forma o fondo les pueden resultar ofensivas.