Sea como fuere, desde un punto de vista psicológico, se podría plantear que la difusión de la identidad, constituye una de las fuentes que nos permite actuar con ambigüedad frente a los sucesos que estamos viviendo.
Uno de los estallidos sociales más trágicos de la historia fue el marco en el que Johannes Kepler, hace cuatrocientos años, publica su libro Harmonices mundi. Allí, entre especulaciones religiosas y místicas, encontramos profundos resultados matemáticos y físicos que iluminaron con fuerza el camino de la revolución científica.
La escena del movimiento social chileno acusando a la elite política, económica y social de secuestrar en su favor las instituciones y abusar de su poder tiene mucho de Judea contra Roma.
Con todo, quizás más grave que el daño material sea la destrucción de confianza, el abismo de incertidumbre que esta crisis ha instalado en el centro de nuestra convivencia.