Una tarea honesta por parte de un buen columnista, salvo que quiera hacer propaganda, es tratar de presentar al menos dos puntos de vista distintos, una posición diferente que acompañe a la propia.
A pesar que el excepcionalismo estadounidense pareciera sufrir de un debilitamiento vital, podría reestructurarse de formas inesperadas. La pregunta es si sus ciudadanos estarían a la altura de las circunstancias. Creo que frente a semejante desafío, habrían millones que sí.