Padecemos de una estructura productiva demasiado dependiente de unos pocos recursos naturales, con una insuficiente diversificación y sofisticación del aparato productivo.
Lo que se inicia a partir de ahora no es un “segundo tiempo”, sino un nuevo gobierno, un período donde los equipos, las prioridades y los estilos de gestión serán elementos que, en buena medida, definirán el curso de los extraordinarios sucesos vividos en los últimos días.