Una condición sine qua non para que el plebiscito funcione y la Constitución tenga una base de legitimidad adecuada, es potenciar la participación, pero esto debe hacerse por la vía de la motivación del electorado, no por secretaría.
Mantener su vida activa es un deber, en medio de la rigidez de su condición de Monumento y la burocracia que aletarga su conservación, más dañino aún es el olvido que inmoviliza, y genera pérdidas irreparables, disminuyendo la posibilidad de disfrute y uso de nuestra sociedad.