Quizás mi aporte sea hoy soltar esta antigua tristeza, que se ha albergado en un recóndito rincón de mi alma, y soltarla, permitiendo que se abra un nuevo surco, vacío y anhelante.
¿Y que se puede hacer desde lo económico? A diferencia de otras crisis, acá el tema no es solamente un problema de demanda Keynesiano que se debe llenar de alguna manera, ya sea con política fiscal o el acotado arsenal monetario.
Hace algunos años se empezaron a crear fondos constituidos por empresas que tienen los mejores rankings en indicadores relacionados con diversidad de género.
Si antes fueron las hambrunas, las guerras mundiales o el terrorismo, hoy el coronavirus nos recuerda la fragilidad humana y el carácter cíclico de la historia.
La gran interrogante que abre este escenario es hasta dónde los actores políticos tendrán la disposición a poner la salud, la economía y eventualmente la vida de la población en riesgo por sobre cualquier otra consideración.