Si no se toman medidas importantes y rápidas, cuando acabe la crisis de contagios del coronavirus nos encontraremos con muchas empresas de distintos tamaños cerradas para siempre.
Basta retroceder en el tiempo un par de décadas para imaginar una crisis de estas características sin internet, solo conectados por teléfono (a veces el de la vecina), aislados del mundo y unidos tan solo por una llamada telefónica, un telegrama o una carta.