Las redes sociales son, en la actualidad, una tierra de nadie de la que difícilmente podamos salir indemnes en el próximo plebiscito y las futuras elecciones.
La crisis multidimensional provocada por el SARS-CoV-2 ha dejado en claro que lo ajeno no nos puede ser irrelevante, tal como las determinaciones individuales no son indiferentes en el espacio público.