Escuela de Periodismo UAI. Ex Jefa de prensa de Senador Ricardo Lagos W. Anteriormente trabajó en la sección política del diario la Segunda y en la revista Qué Pasa.
El posicionamiento de este nuevo relato, la capacidad de hacerse cargo de lo urgente y, a la vez, de lo importante, y el “pulirse” como mandatario, prestigiando la institución, serán los elementos que finalmente determinarán ese respeto que exige Boric.
El problema no es solamente la crítica, la desubicación, la falta de respeto o la carencia de humanidad. Sino que, además, las redes sociales nos transforman públicamente en inmortales.
No se puede convertir la libertad de expresión en una herramienta ideológica, pero tampoco se puede aceptar la incitación –o práctica- de la violencia, sobre todo en las instituciones que deben proteger la democracia y a las minorías.
El movimiento de Warnken tendrá que sortear el concepto de “más de lo mismo”. Si lo logran, ahí radicará una fortaleza que bien puede transformarlos en algo similar a la DC de 1964. Pero si no, el autogol irá mucho más allá de su nombre.
Aquí no hubo ningún sector político tradicional que ganara nada. Se trató más bien de la ciudadanía, del famoso “pueblo”, que –así como viene actuando de manera inorgánica pero muy clara desde el estallido social- no confió en el trabajo hecho por la Convención.
Hoy el Mandatario deberá mostrar que es el “jefazo”, manteniendo un espíritu dialogante y moderado, aun cuando Jadue insista en las críticas y el PC constantemente lo torpedee.
¿Podremos tener por primera vez en nuestros 200 años de historia una Constitución, cualquiera esta sea, que surja desde el pueblo y sea producto del debate y la unidad?
Aquí no hay un triunfo del país ni de la derecha, sino una derrota de la izquierda y del país, que seguirá en un proceso constituyente por un buen rato todavía.
Lo único claro a estas alturas es que la aventura telefónica de la exministra de Desarrollo Social le puede costar cara al presidente Boric y solo agregó más pelos a la sopa en un tema que de por sí ha sido uno de sus talones de Aquiles. Flaco favor para el Apruebo y el gobierno, a solo una semana del plebiscito.
Hasta ahora se dice que las modificaciones serán después del plebiscito, pero la pausa reflexiva del gobierno con miras a las definiciones constitucionales se está convirtiendo en un pesado chaleco de plomo para el Mandatario y su intención de cambiar Chile.
Lo que los chilenos demandaban luego del 2019 tenía que ver con la esperanza de un país mejor. Pero esa promesa es precisamente la que se desvaneció luego de que la Convención no lograra concretizar esos anhelos.
La soberbia juvenil, el mesianismo y la superioridad moral que ha caracterizado a esta nueva generación que llegó a La Moneda se ha convertido en su peor enemigo político.