Escuela de Periodismo UAI. Ex Jefa de prensa de Senador Ricardo Lagos W. Anteriormente trabajó en la sección política del diario la Segunda y en la revista Qué Pasa.
Considerar en medio de una campaña, en plena crisis económica y sanitaria, y a solo tres semanas de las elecciones, que la inestabilidad es la promesa más adecuada para promover el proyecto de Boric, parece un error a todas luces.
Pasarse la pelota unos a otros no es la forma de encarar un problema que se está convirtiendo en endémico. Basta ver el centro de Santiago o el plan de Valparaíso para darse cuenta que la violencia se está tomando las calles sin ningún contrapeso.
La actitud que tengan los postulantes a La Moneda en este último mes de campaña será definitoria, pero deben encontrar su norte. Y este no debiera ser otro que plantear propuestas claras, factibles y a tono con lo que pide la ciudadanía. Esa será la única forma de convencer a ese 30% de volubles votantes.
¿De quién es la culpa? Poco importa. Lo cierto es que en la crisis están en juego los derechos de seres humanos de carne y hueso, cuya situación es tan precaria y compleja, que prefieren dormir en la calle que volver a un país donde la libertad es un lujo y los servicios básicos también.
La pregunta es si en los futuros debates los abanderados recordarán que existen las regiones, el medioambiente y las demás temáticas que quedaron al debe en este primer cara a cara presidencial.
Críticas más o menos, el engaño de Rojas Vade horada gravemente la imagen de la convención y debiera servir para remecer a quienes la componen, de manera que entiendan que no pueden seguir mirando a las otras instituciones por arriba del hombro
Si bien en este choque expectativa/realidad es normal que se produzcan diferencias, lo importante es que se realice un ajuste serio, responsable y que este necesario engranaje no termine deteriorando a la institución que debiera dejar atrás las injusticias que dieron pie al 18O.
Con una dispersión brutal y el escenario muy líquido, el reto en común de los abanderados será cómo montar un relato y una narrativa que motiven y convenzan a una ciudadanía en extremo desconfiada del mundo político, donde además no hay cartas echadas ni carreras ganadas, pero sí varios desafíos.
El problema es profundo. Tiene que ver con la mirada de nuestros ancestros, con el respeto, con la deuda histórica, pero también con la forma en la que como sociedad solucionamos los conflictos