Fue esta la estructura que se mantuvo en el tiempo y que hoy ha sido objeto de debate. Sin duda que los montos globales que esto implica, cerca de 1. 200 millones de pesos al año, suenan desproporcionados para un Estado lleno de precariedades y llaman a hacer una revisión de prácticas propias del siglo pasado.
No hay procesos de cambio sin sacrificios ni costos. La pregunta es si acaso un liderazgo como el de Landerretche puede contribuir a activar esos engranajes. Si lo hace, sería bueno para la centroizquierda y bueno para Chile.
¿Qué sentirán los dirigentes y parlamentarios del PC, del PS y el Frente Amplio, al observar que el destino terminó colocando en el “legado” de Bachelet un informe que oficializa la barbarie que muchos de ellos aplauden, silencian o, al menos, relativizan?