Telecandidato

14 de Noviembre 2021

Esta semana, los chilenos vivimos un nuevo capítulo en la telenovela de los presidenciables. Entre el fin de la cuarentena de quienes habían estado con Gabriel Boric; las acusaciones en contra de este por un supuesto abuso sexual de hace algunos años; la incapacidad de Yasna Provoste de alinear a sus senadores en torno al cuarto retiro, y la presentación de la mayor parte de los candidatos ante los empresarios del país en Enade. Todo esto, a solo una semana de las elecciones.

Pero lo que marcó el clímax de la serie fue la ausencia de Franco Parisi. Una vez más. El presidenciable arribaría al país el domingo pasado, pero no apareció, por un supuesto test de COVID “inconcluso”, término que los expertos cuestionan. Luego, los chilenos pudimos asistir al momento en el que le hacían el hisopado para una segunda muestra y un par de días después, mientras esperaba el resultado, lo escuchamos advertir a priori –cual Yolanda Sultana- que “el informe llega mañana (miércoles). No son alentadores, no son aterrantes, pero no son alentadores”, como si pudiera preverlo.

Finalmente, a través de un video, dio a conocer que era COVID positivo y que, por ende, pese a su supuesta intención de llegar al país, esto no sería posible. En un hecho impactante, el candidato presidencial no ha pisado Chile ni un día dentro de la campaña y tampoco lo hará para la elección, pues la cuarentena de dos semanas no le permitirá llegar. Así, en la papeleta tendremos el nombre de un fantasma, que no ha gastado ni un minuto de su tiempo en terreno y cuya candidatura solo ha sido una muestra más de la degradación de la política nacional.

Lo cierto es que es difícil a estas alturas creerle a Parisi. Un candidato que ha hecho toda su campaña a más de ocho mil kilómetros de Chile y de sus problemas, y que ha montado todo un despliegue en base a slogans, redes sociales y a la distancia. A una gran distancia territorial, cultural y socioeconómica.

A él nadie ha podido cuestionarlo, ahondar en sus propuestas, entender qué espera para Chile y cuánto de lo que plantea realmente es factible, pues no ha participado de los debates ni ninguna actividad en la que se le pueda poner a prueba –salvo escasas entrevistas-, como sí lo ha hecho el resto de los presidenciables. Tampoco estará en el último cara a cara que tendrán los candidatos mañana lunes, pues no se le permitió participar de manera telemática.

En una situación insólita, se trata de alguien que aspira a dirigir los destinos del país, pero no ha puesto un pie en él hace mucho tiempo y ciertamente en todo el periodo de esta campaña. Su performance ha funcionado a través de redes sociales, videos acomodaticiamente editados y sin ninguna pregunta incómoda que pueda realmente develar qué pretende.

En estas circunstancias y aunque parezca el libreto de una tira cómica, junto con dar a conocer el resultado de su supuesto test COVID, Parisi advirtió que “seguimos muy fuerte en las redes, seguimos creciendo” y que “vamos a seguir creciendo en las encuestas”, lo que no está tan alejado de la realidad. De hecho, en todos los últimos sondeos, el abanderado del Partido de la Gente aparece insólitamente peleando el tercer lugar con Yasna Provoste y Sebastián Sichel, y superando a Marco Enríquez-Ominami y Eduardo Artés.

Pero lo cierto es que, más allá de la patudez vergonzosa hasta el ridículo de Franco Parisi y sus habilidades de ilusionista demostradas durante este proceso electoral, la responsabilidad también recae en nuestra legislación, pues la ley es la que permite que esto suceda, por primera vez en los más de 200 años de historia de nuestro país. Claramente, la imaginación del abanderado “virtual” supera con creces la que han tenido nuestros diputados y senadores en estos dos siglos. A nadie se le ocurrió –hasta ahora- que algo así pudiera suceder.

Una situación que además no guarda ninguna lógica legal, considerando, por ejemplo, que incluso el Presidente de la República, si pretende ausentarse del país por más de 30 días o una vez que es elegido su sucesor, debe pedir autorización al Congreso. ¿Qué sentido tiene entonces que un candidato que aspira a hacerse cargo de los destinos del país, pueda hacer toda su campaña desde otras latitudes por vía telemática?

A una semana del día D, no hay nada escrito en piedra y todo podría suceder. Aunque difícil, incluso podría pasar que Parisi tenga una performance relevante el próximo 21 de noviembre. Y que con ello, sin pisar Chile ni responder una sola pregunta, el “telecandidato” pueda convertirse en “telepresidente”.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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