No hay procesos de cambio sin sacrificios ni costos. La pregunta es si acaso un liderazgo como el de Landerretche puede contribuir a activar esos engranajes. Si lo hace, sería bueno para la centroizquierda y bueno para Chile.
La generación de la transición se parapetó en dos grandes coaliciones estables y Chile fue reconocido entre los politólogos por la baja volatilidad de su sistema de partidos. Pero, al mismo tiempo, cada vez más chilenos dijeron no sentirse identificados con esa oferta electoral.
Si queremos fortalecer el sistema de partidos —vital para la salud de una democracia liberal—, entonces tenemos que insistir en la importancia de la política como un proyecto colectivo que se organiza en torno a ideas y no a personas individualmente consideradas.
Siguiendo a teóricos liberales tan disímiles como Smith, Rawls y Friedman, la justicia de la desigualdad no solo depende de la justicia del procedimiento, sino también de que los resultados agregados sean beneficiosos para todos.
Por ahora, hay una sola causa que une a todos los consumidores habituales y esporádicos de marihuana: que el Estado deje de tratarlos como delincuentes.
Si todos quedan en una buena posición, nadie queda en una buena posición. No, al menos, en un sistema competitivo de mercado cuyas posiciones más apetecidas son limitadas.
Las democracias de hoy son gradual pero sistemáticamente socavadas por populistas con desvaríos autoritarios que, sin embargo, conservan la fachada institucional de una democracia liberal.
Piñera se aprendió el libreto: a diferencia de Michelle Bachelet, sugirió, él se pondría siempre del lado de sus compatriotas y no del lado de los organismos internacionales.