Los escándalos de abuso sexual que han remecido a la Iglesia Católica y que la tiene sumergida en una de sus peores crisis, parecieran tener más de una similitud con la historia de Giges, en La República de Platón.
No se trata de renunciar a una agenda reformista de cara a nuevos y complejos desafíos. De lo que se trata es de privilegiar una aproximación ambiciosa, pero gradualista, que construya y enmiende sobre lo obrado.