La muerte asistida no es éticamente ilícita. Y en sociedades plurales, liberales y democráticas, como la nuestra, no hay ninguna razón plausible para prohibirla.
Probablemente quien logre articular una promesa creíble de seguridad (quizás con una ley que vaya más allá de la ley, como Batman) obtendrá los votos del miedo ciudadano. Así estamos. Sobra decir que no provendrá de los partidos gobernantes, tampoco del de la ministra.
Hay que estar muy inoculado por las verdades oficiales para crear una resistencia epistémica a la realidad tal que permita sostener que es el bloqueo lo que impide que haya en Cuba la libertad que los atletas buscan. La explicación alternativa es caradurismo.
La labor de la política, y el senador es un político connotado, es racionalizar las pulsiones sociales, posibilitando así una vida común en que las diferencias sean procesadas de modo pacífico y civilizado.
¡El Presidente casi no lee diarios! Seguramente es un buen representante de la media de su generación. Pero yo esperaría que estuviera bastante sobre esa media.
Nuestro interés en discriminar para desplegar nuestra vida, compite con otro interés fundamental en no ser discriminados en ciertos contextos en que serlo tiene implicancias profundas en nuestra vida.