¿Qué dice de los Consejeros el mundo que describen en que, según su foto preferida de la identidad nacional, se consagra constitucionalmente una práctica de maltrato animal en pos de la diversión humana? Haga el ejercicio; le anticipo que nada bueno.
La posibilidad de alcanzar una constitución que pueda ser aceptable para todos, dependerá de su disposición a reconocer que esta no es una institución llamada a encarnar concepciones valóricas disputadas, tampoco, por cierto, las suyas.
Los que antes eran oposición ahora son gobierno, y así, parafraseando a Kant, se toman la libertad de hacer una excepción en provecho de su inclinación. Por cierto, la política no debe confundirse con la moral. Pero algo de moral no le vendría mal.
Si queremos traer todo el pasado al presente, impregnarnos de pasado para definir el presente y así direccionarnos al futuro, nuestro presente estallaría.
La razón es lo que compartimos todos, lo que nos permite ponernos de acuerdo a pesar de nuestras muchas diferencias. Sin ella, si todo es identidad y pertenencia, solo queda la pesadilla del poder.
La Corte Suprema de EE.UU. falló que la acción afirmativa por raza en universidades atenta contra la igual protección de la ley. En tiempos de reacciones extremas, merece la pena contextualizarlo.
Aunque fuese inútil como estrategia de inhibición, entender lo que ocurrió en el Golpe, develar sus causas, para tratar de evitar su repetición, es una tarea necesaria. Una en que se juega buena parte de nuestro anhelo de humanidad.
Cuando los Estados limitan la libertad de expresión, en este caso filtrando la “desinformación”, es solo cosa de tiempo para que limiten las otras libertades.
Rechazar la invitación debilita una de las pocas fortalezas de la izquierda. No extrañaría que perdieran apoyo entre sus partidarios del 30 por ciento. ¿Se imaginó usted que un gobierno de izquierda hiciera algo así?
Se podría retrucar que la fuerte competencia y presión son buenas porque acusan el ingenio y la excelencia. No es así. Más bien se activa otro módulo: el de la supervivencia. Y cuando se trata de sobrevivir, todo parece estar permitido.
Es un error estratégico y valórico oponer la destrucción y salvación del medioambiente a la del arte. Supone que una de las cosas más valiosas que logramos como especie no vale la salvación del mundo.
Es difícil aventurar cuánta corrección paritaria (de salida) resiste la democracia antes de transformarse en un simulacro. Pero se puede afirmar que, cuánta más haya, habrá menos democracia.