Director CentroCompetencia UAI. Ex Fiscal Nacional Económico Período 2010 - 2018. Magíster en Derecho (LLM), Yale Law School University, EEUU Abogado, Universidad de Chile.
El parto de la modernidad —de la que hemos estado empeñados en los últimos decenios— debiera incorporar nuestra alma isleña, no desde un pedestal paternalista o academicista, ni tampoco desde una visión binaria de dominación —nosotros o ellos—, sino con esa disposición sobria y humilde, con cable a tierra
El proceso debe ser técnico y basarse en datos precisos, evitando caer en ideologizaciones o meras abstracciones académicas. El proceso debe restringirse a asuntos de competencia —tal cual lo mandata la ley— y no a otras políticas públicas
Las claves del guion las aporta Íñigo Errejón, un conocido y joven político español fundador de Podemos, quien dice “necesitamos (…) crear estructuras jurídicas para que cuando haya que emprender la batalla, la podamos emprender con mucha fuerza (…) y por cierto donde refugiarse cuando gobierne el adversario.
En las plataformas de comercio en línea, los datos permiten ofrecer a los consumidores ofertas y productos basados en sus intereses y planificar decisiones comerciales.
Se ve luz al final del túnel. El anteproyecto de la Comisión Experta se lee bien y se entiende. El contraste con la propuesta del 2022 —ese imbunche colérico que fue desechado— es abismante.
Las economías de mercado vibrantes —que producen bienes y servicios de calidad y a precios bajos— requieren un sector privado fuerte y, a su vez, un Estado fuerte que lo controle.
Las personas con poder, en particular los empresarios y los gobernantes, deben ser cuidadosos en no caer en chamullos que, bajo palabras hiladas y seductoras, fabriquen ideas interesantes, pero basadas en mentiras y triquiñuelas. En otras palabras, que caigan en el populismo y alimenten las fakenews. Esos chamullos socavan la confianza de la gente
Desde hace tiempo, los países desarrollados cuentan con un instrumento quirúrgico para analizar asuntos de seguridad e interés nacional. Se llama ‘screening Foreign Direct Investment' (FDI), y es distinto al control de operaciones de concentración.
El foco debiera estar en continuar con la mejora institucional del Sernac, aumentando sus niveles de confianza e independencia, tanto frente a consumidores como empresarios.
Gobernar es —por definición— apremio, en especial si ya se lleva habitando La Moneda por más de seis meses, el tren de la economía está chirriando por la inflación y el mundo está geopolíticamente desconcertante. Se requiere ir tomando decisiones. Unas tras otras, tanto esenciales como operativas.
Hay que partir de un texto concreto —un punto focal— y el borrador de Bachelet pareciera ser un buen candidato. Segundo, menos es más: ojalá que el número de nuevos constituyentes sea limitado y que ellos estén vinculados a listas de partidos