Académicos UAI serán curadores en la Bienal de Arquitectura 2017 en Chile

30 de Junio 2016 Noticias

El Colegio de Arquitectos de Chile confirmó que el puerto de Valparaíso volverá a ser sede de la Bienal de Arquitectura y Urbanismo 2017 en su 40° aniversario. El evento, que se desarrollará en el Parque Cultural de Valparaíso durante 11 días en mayo del próximo año, será la XX versión de la bienal chilena.

Luego de la convocatoria para seleccionar a los curadores, Felipe Vera, académico del Design Lab UAI, se adjudicó la tarea en la que lo acompañarán Solano Benítez, Gloria Cabral, Belinda Tato, José Luis Vallejo, Claudio Magrini, José Mayoral, Pola Mora, Pablo Navarrete, Jeannette Sordi y Rodrigo Tisi, los dos últimos también profesores del Design Lab. También participarán Miguel Cancino, León Duval, Luis Felipe Venegas, Juan Pablo Corral, Tomás Cortínez, María Ignacia Acevedo, Henry Bauer, Paulina Leyton y Serena D’Ambrosio (ambas también de la UAI). Vera, Sordi, D’Ambrosio y Leyton regresaron hace unas semanas de su paso por la Bienal de Arquitectura en Venecia, donde junto a un grupo de 24 alumnos de tercer año de Diseño en la UAI estuvieron exponiendo el pabellón “Ephemeral Urbanism, Cities in Constant Flux”, una muestra sobre urbanizaciones efímeras. Felipe Vera se adjudicó un lugar en la bienal de arquitectura y urbanismo más importante del mundo invitado por el reciente ganador del Pritzker, el chileno Alejandro Aravena.

En esta entrevista, Vera ahonda en el proyecto que los llevó a ganar la curatoría de la próxima bienal en Chile, al rol social de la arquitectura y el diseño y a cómo estos logros aportan a la formación de los alumnos de la UAI.

¿En qué consiste el proyecto que ganó la curatoría de la bienal del próximo año?

En el contexto global, la crisis ha dejado de ser una excepción. Vemos constantemente, cómo en situaciones de escasez las brechas sociales no hacen más que agrandarse y las incertezas geopolíticas y climáticas desplazan millones de personas de sus lugares de origen. Dentro de este panorama, necesitamos re direccionar el foco, suspendiendo por un momento la predominancia de la dimensión estética abriendo paso a un dialogo radical sobre cómo avanzar hacia intervenciones más éticas en el medio urbano.

En los últimos años eventos económicos y transformaciones geopolíticas en cierta medida han invertido el mapa. Los países del sur se presentan como la nueva fuente de alternativas y por tanto, inteligencias locales emergen de todos estos contextos. Las geografías emergentes han configurado un panorama en el que el sur global se ha despertado como una nueva potencia para el crecimiento económico y desarrollo social que ofrece un repertorio urbano renovado, imaginando una nueva arquitectura. Sin embargo, la relación entre los países del sur, muchos de estos ex colonias, ha estado históricamente mediada por los países del norte y así también el desarrollo de nuestras arquitecturas y ciudades. Es por esto que el llamado es a establecer una conversación directa -no mediada por el norte- con los países del sur. La posibilidad para desplegar un desarrollo urbano genuino en las geografías emergentes depende de nuestra capacidad para construir canales de comunicación en un “diálogo del sur global”.

Esto se propone en un contexto en el que en la arquitectura y los problemas de la ciudad cuentan con una visibilidad y efervescencia sin precedentes y en un momento en el que las personas interesadas en los problemas de la ciudad, emergen como una nueva fuerza imparable capaz de transformar y dirigir el crecimiento urbano.  Por tanto, se busca dialogar con y responder a personas que, empoderadas, hoy no sólo observan sino que exigen y demandan mejores obras y mejores ciudades. El empoderamiento ciudadano es una gran oportunidad. Podemos hoy restablecer un diálogo con la ciudadanía, devolviendo al arquitecto el rol de intelectual público y diseñador activo presente en la discusión política sobre la ciudad. La reflexión sobre la identidad y el futuro dependen de que este proceso ocurra en el marco de un ‘diálogo de activismo ciudadano’.

Por último no podemos avanzar al futuro sin reconocer que la historia de la arquitectura y de la ciudad ha sido escrita sólo por los privilegiados. Sin embargo, en los últimos años, se han comenzado a revindicar ciertas luchas por la inclusión en el contexto local y global abordando situaciones urgentes, como la igualdad y legitimidad de géneros, la inmigración masiva y la abismante desigualdad social. Estas luchas buscan responder profunda frustración ciudadana, respuestas que pueden y deben provenir desde las disciplinas del diseño. Un gran desafío de la próxima bienal es por tanto el de dialogar con quienes residen al margen y han permanecido históricamente al borde del discurso oficial de la arquitectura y la ciudad estableciendo un “diálogo sin excepción”. 

¿Qué sello pretenden imprimirle a la Bienal?

Creemos que una bienal es ante todo una oportunidad para reflexionar. Sobre todo hoy, en que imágenes y planos de edificios están disponibles en tiempo real en los medios. El desafío es tener una discusión significativa que pueda direccionar el desarrollo y crecimiento coherente de la disciplina. Diálogos Radicales busca abrir ese espacio en tres frentes fundamentales. Esperamos que sea una bienal que no solo informe sobre el estado de las cosas, sino que inspire y transforme la manera en que construimos la ciudad y el territorio.

¿Qué destacas del equipo con el que trabajas?

Somos un equipo grande y diverso de múltiples nacionalidades y edades, practicantes y académicos. Esta diversidad de miradas creo que es el mayor valor del equipo. La bienal tendrá varias voces, con diferentes tonos, en diferentes ámbitos y alcances. El problema de la arquitectura, de la ciudad y de la sociedad es un tema complejo que supone diferentes frentes de acción.

¿Cuál es la conexión entre la participación en la bienal y a la labor como académicos?

Gran parte de las cosas que hemos hecho en los últimos dos años tienen que ver con el increíble equipo que armó Sergio Araya, decano de la escuela. En esta bienal, tres de los curadores somos académicos de la UAI, Jeannette Sordi, Rodrigo Tisi y yo. La motivación para hacerse cargo de una tarea como esta viene en gran medida de poder colaborar con gente tan buena y estimulante. La arquitectura es una práctica que requiere de diálogo y abierta colaboración.

¿Cómo se relaciona la participación de ustedes en la bienal, con los alumnos de la universidad?

Claro, tal como hicimos en la Bienal de Venecia de este año, en que compartimos esa oportunidad con los alumnos de Diseño. Es muy importante incluirlos en estas actividades ya que ellos serán los diseñadores y arquitectos del futuro. Por otra parte para los alumnos de la UAI esta será una muy buena oportunidad para colaborar con estudiantes de todo Chile que contribuirán a la Bienal.

*Foto: Plataforma Arquitectura.

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