Uso de internet para evadir las emociones

22 de Octubre 2020 Investigación Noticias

El uso de internet ha generado oportunidades para mejorar la comunicación y mantenernos informados, sin embargo, hace unos años surgió el concepto de “adicción a internet”, un diagnóstico en sí mismo que indicaba el uso problemático de jóvenes y adolescentes en las diferentes plataformas digitales. El académico de la Escuela de Psicología, Cristóbal Hernández, profundizó en esta línea en su tesis doctoral, “desarrollé la idea de que más que una adicción propiamente tal -equiparable a la adicción a las sustancias- se trataba de una manera de lidiar con nuestras emociones que a veces se salía de control, y que pasaba más que nada en personas que lo estaban pasando mal, por ejemplo, ansiosas o deprimidas”, explica.

Con el objetivo de indagar aún más en el tema, se percató que las personas utilizaban internet para evadir tareas desagradables, convirtiéndolo en una estrategia de regulación emocional. De este modo identificó que la dirección del efecto iba más desde la depresión hacia el uso problemático de internet. Así, postuló a un Fondecyt Iniciación para estudiar mejor esta relación y se adjudicó el fondo con su proyecto “Evaluación de mecanismos diferenciales para la influencia de las tecnologías de la información en el desarrollo y mantención de sintomatología ansiosa y depresiva”, en él, el académico busca identificar “qué factores específicos hacen que el uso problemático de internet se asocie con ansiedad o con depresión, y por otro lado, qué efectos comunes a ambos cuadros puede empeorar el uso problemático de tecnologías”, explica.

Actualmente los trastornos depresivos -y en concordancia también los ansiosos- han ido en aumento, al menos en población joven entre 14 y 25 años, y esto puede ir de la mano con la masificación de las tecnologías digitales. “No se trata de pensar que internet cause los problemas, sino que es una herramienta que usada de algunas formas nos puede hacer más mal que bien. En ese sentido, el foco del proyecto es ver bajo qué condiciones y a través de qué mecanismos el uso intensivo y descontrolado de internet (incluidos videojuegos, redes sociales, etc.) podría aportar a la mantención de trastornos depresivos y ansiosos. Lo novedoso es que vamos a utilizar múltiples métodos, incluyendo la toma de medidas biológicas de estrés, cuestionarios y experimentos”, indica el académico.

El uso de la tecnología hoy es parte de la vida de las personas, y al parecer, según comenta Cristóbal, falta información empírica que nos de luces sobre los efectos negativos de nuestra interacción con los dispositivos conectados a internet, “creo que contar con esto nos puede dar más control al ayudar a orientar intervenciones y adaptar protocolos ya conocidos de intervención, solamente que incluyendo estos nuevos elementos tecnológicos. De esa forma, podemos ir a la par con el desarrollo tecnológico y la aceleración de la migración hacia una vida más digitalizada que la pandemia también ha generado”, acota.

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