La vida es tan frágil, y el presente es tan pleno

31 de Mayo 2021 Noticias

Un 28 de mayo de 2001, hace 20 años, falleció Francisco Varela, destacado científico y pensador chileno. Por estos días en diversos lugares del mundo recuerdan su legado, y quisiera sumarme con esta sencilla columna.

Quisiera resaltar algunos de los aportes de su trabajo que me parecen centrales.

No tuve la suerte de conocer en persona a Francisco Varela, pero sus inquietudes han sido particularmente influyentes, por la profundidad y capacidad de integración de su pensamiento.

Quisiera resaltar los siguientes cuatro aportes:

1. Francisco Varela cuestionó la búsqueda de un fundamento último; criticó el realismo y el materialismo que la ciencia habitualmente asume. Propuso revisar la idea de encontrar los fundamentos últimos, y en vez de ello, propuso dar un salto osado, privilegiar la observación directa de la experiencia.

Reconociendo nuestros apegos a buscar verdades fijas y definitivas, nos invitó a observar desde una perspectiva de la presencia plena/conciencia abierta. Apreciando lo inmanente más que buscar explicaciones trascendentes. En vez de encariñarnos tanto con nuestras explicaciones, nos invitó a abrazar lo incierto.

2. En segundo lugar, Francisco Varela ayudó a desarrollar una visión enactiva en el estudio de la conciencia (en contraposición a una perspectiva representacional o computacional).

La perspectiva enactiva postula que la mente en todo momento es corpórea, siendo mente y cuerpo dos dimensiones co-determinadas. No existe algo que llamemos mente, separado de un cuerpo, siempre hay una mente-cuerpo integradas.

3. Un tercer aporte fue incluir explícitamente la dimensión de la primera persona en la investigación, es decir, incluye la experiencia vivida como un ámbito válido de conocimiento.

En la investigación tradicional ha prevalecido el paradigma objetivista, donde los objetos investigados parecieran tener cualidades intrínsecas, las cuales pudieran ser “representadas objetivamente”. En esta visión tradicional, el científico adopta una postura de narrador desimplicado del mundo.

La perspectiva de Varela integró el conocimiento de la experiencia (en primera persona) tanto como el conocimiento descrito por un observador externo (en tercera persona), estableciendo con ello una vía intermedia entre el objetivismo y el subjetivismo, denominado Neuro-fenomenología.

Sin restarle mérito alguno a esta integración, quedó pendiente en el trabajo de Varela tematizar la dimensión relacional (la segunda persona).

4. Finalmente, una cuarta contribución fue sentar las bases para una nueva disciplina, las ciencias contemplativas, que considera investigar científicamente las prácticas de presencia plena/conciencia abierta. Este nuevo campo ha ido madurando en los últimos 20 años. Las ciencias contemplativas han ido ganando espacio gracias al trabajo colaborativo de científicos y meditadores.

Este campo está hoy en expansión, los protocolos de intervención basados en mindfulness, compasión y autocompasión son cada vez más usuales en diferentes contextos y han ido demostrando tener efectos favorables. El trabajo de Varela dio el impulso germinal a este campo.

Por supuesto, los aportes de un pensador no se agotan en sus contribuciones intelectuales; no puedo dejar de resaltar las cualidades personales que Francisco Varela expresó: fue una persona sensible, curiosa y rigurosa. Comprometida tanto con la investigación científica como con la indagación de la experiencia, lo cual se refleja incluso en el tránsito que hizo en sus últimos días de vida, donde afrontó la muerte con una gran presencia y dignidad.

Varela investigó la conciencia humana sin olvidarse de indagar en su propia experiencia. Lo hizo con los pies bien puestos en la tierra, y a la vez, desplegando una gran capacidad creativa.

En los inciertos tiempos que corren, el pensamiento curioso, integrativo, riguroso y dialogante de Varela resulta una inspiración.

Publicada en El Mercurio.

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