El electorado de derecha probablemente de forma abrumadora se inclinará por Javier Milei, tal como el escorpión de la fábula de Esopo. Pero Massa ha demostrado que es una suerte de Bruce Willis de los peronistas, duro de mata
¿Son, entonces, los republicanos la línea máxima que describía Strauss hasta dónde llega el conservadurismo compatible con la democracia? ¿O son un ejemplo de la transgresión de esta?
La política democrática se debe basar en una permanente lucha, no por alcanzar el máximo bien, sino evitar el máximo de los males: el advenimiento de la violencia, la crueldad hacia las minorías y el temor como reglas de convivencia.
Sería un error no ver un plan mayor que busca desestabilizar el dominio de Occidente y, bajo el eslogan de un mundo multipolar, revitalizar el imperio ruso para convertirlo en un actor mundial neobizantino.
Ninguna Constitución resultará estable sin acuerdos nacionales o compromisos políticos respaldados transversalmente en cualquiera de esas materias, y tal juicio es una realidad política que debe ser aceptada por todos los actores del espectro.
Existen buenas razones para dudar del valor de lo heroico, ya que siempre implica un grado de irracionalidad y manipulación para imbuir en quienes actúan el debido honor trascendente que los lleve a despreciar su propia vida. De igual forma, que el soberano lleve a la población civil a la situación forzosa de no tener más opción que arriesgar su vida en una defensa puede ser moralmente cuestionable.
Creemos que eso es no entender la función principal de una constitución. Esta última básicamente lo que realiza es que determina, políticamente, la forma que adquiere la ciudadanía y las reglas generales del estado respecto de sus ciudadanos.
Hobbes en su obra, El Ciudadano, si bien manifiesta su preferencia por la monarquía, afirma la validez de las tres formas clásicas de gobierno, todas ellas, originariamente, derivan su legitimidad de la democracia, por medio de una asamblea soberana de iguales.