Ian Venegas: las mil y una historias de un chileno emprendedor en China

2 de Noviembre 2021 Noticias

Marzo 2017. Ian Venegas, ingeniero comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez había aterrizado hace pocos días en China, proveniente de Australia, con un objetivo en mente: fundar su propia empresa. Antes de comenzar a trabajar en ello, se otorgó 3 semanas para viajar y conocer junto a tres amigos. Pero en Shanghai, de regreso de una fiesta al hotel donde se estaban hospedando, una decisión estuvo a punto de hacer cambiar su destino. “Tomamos un tuk tuk, que son como unos tipos de taxi- moto de tres ruedas, bien propios de Asia. El tema es que en una curva el tuk tuk vuelca, caemos todos y el techo del tuk tuk cae sobre mi mano rompiéndome el nudillo. Quedé con el dedo chueco y partimos al hospital. En el hospital me confirman que hay que operar. Sin saber mucho del sistema, le envié los rayos X a un doctor amigo en Chile y confirma el diagnóstico.”

Los amigos con los que Ian estaba viajando debían volver a Australia y eso significó que él se quedó solo, sin poder usar su mano derecha (es diestro), sin hablar chino y sin sus lentes, que había perdido en el accidente. “Soy muy corto de vista”, dice. “Más encima, llamo a la aseguradora con la que había tomado un seguro de asistencia en viajes y me confirman que no tenía cobertura en China, por lo que tendría que gastar todos mis ahorros en la operación. En ese minuto me vi en la encrucijada de terminar con mi sueño y volver a Chile o tomar los riesgos y quedarme”.

Se quedó.

Y hoy, tiene su propia empresa en China, Lilian Trade, que fundó el año 2020, dedicada al outsourcing y trading de bienes y servicios.

Un objetivo en mente: China

Ian es de Santiago, y estudió en la Universidad Adolfo Ibáñez Ingeniería Comercial entre los años 2007 y 2012. Al egresar, su primer trabajo fue como consultor de precios de transferencia. “Estuve tres años hasta que en agosto de 2016 partí a Australia a hacer la Working Holiday. Antes de irme allá, ya tenía en mente la idea de ir a China y que Australia sería solo un paso para acostumbrarme a vivir fuera de Chile antes de dar el gran salto. Estuve siete meses en Sídney y luego partí a China. El objetivo era super claro: aprender mandarín para negocios y armar mi propia empresa.”

Como después de la operación de la mano (por el accidente en el tuk tuk) se quedó con poco dinero, se fue a una ciudad del norte llamada Shenyang, cerca de la frontera con Corea del Norte. “Mi plan original era ir a estudiar a China, sin embargo, por lo acontecido tuve que ponerme a trabajar, así que lo más inmediato fue hacer clases de inglés, ya que español no había tanta demanda.” Es ahí donde surge el segundo problema: la visa. En China, como profesor de inglés para obtener visado se necesita sí o sí ser nativo parlante de inglés. “En esos tiempos mi única alternativa era hacer visa de negocios por 1 mes, y por lo tanto tenía que viajar todos los meses de Shenyang hacia Hong Kong, que era el único lugar donde podía hacer la visa.” Cuenta que -en distancia- es como viajar todos los meses desde Iquique a Puerto Montt. Y eso lo tuvo que repetir durante nueve meses. “Eso, hasta que un amigo me envió un dato de un consorcio salmonero chileno que estaba buscando un ingeniero comercial. A esas alturas yo hablaba un poco de chino ya, la empresa estaba en Shenzhen y me contrataron, por lo que todos mis problemas se solucionaron: Visa de trabajo, buen sueldo y seguro de salud, aparte que a Shenzhen que es de las cuatro ciudades más importantes de China, le dicen el Sillicon Valley de Asia.”

En esa empresa se desarrolló durante tres años como gerente de finanzas: “eran cinco salmoneras grandes de Chile con las cuales teníamos directorio todos los meses, participamos en la feria de Seafood más grande de Asia y yo a esas alturas manejaba un chino a nivel de negocios, ya que me daban el espacio para seguir con mis clases. Al final de mi estadía ya podía sostener yo solo reuniones en mandarín, aparte de conocer normas contables, impuestos y leyes laborales tanto de China como en Hong Kong. Fueron años felices, pero en 2020 reflexioné sobre lo que quería hacer y fundé mi empresa Lilian Trade. Mi mamá se llama Liliana, he ahí el nombre. Hoy vivo feliz en Shanghai y pienso quedarme un buen tiempo acá”, explica.

 Lilian Trade

La empresa de Ian está en su primer año de vida y cuenta que afortunadamente, le ha ido bien.

“Tengo dos partners en Shenzhen con los que estamos realizando distintos proyectos, otro en México que ve a los clientes de ese mercado y mi papá en Chile. No ha sido fácil realizar un negocio en pandemia, con todas las restricciones y el problema de escasez mundial de containers que tiene por efecto hoy un flete diez veces más caro que los precios pre pandemia y ha debilitado mucho la competitividad China en mercados de destinos lejanos como Chile. Sin embargo, he logrado orientar los productos que envío a proyectos customizados y elementos de bajo volumen, pero alto precio, cosa de no vernos tan afectados por los precios logísticos. También prestamos servicios de traducción y cuando hay ordenes en producción, voy yo mismo a revisar las fábricas, hago Due Dilligence (revisar que los proveedores sean efectivamente empresas establecidas) así como conversar y negociar tiempos, volúmenes y precios directamente con ellos. Básicamente hacemos todo lo que nuestro cliente haría si estuviera acá y pudiera hablar chino, por lo que nuestro lema es Tus ojos en China”.

 Una forma de hacer negocios diferente

“La china es una cultura muy de negocios”, dice Ian. En Chile, cuenta, las personas se juntan con los amigos a conversar de la vida o a hacer un asado, pero para ellos “un buen panorama es juntarse a conocer otras personas con oportunidades de negocios, tomar harto bai jiu que es el agua ardiente de acá (hay botellas que valen unos cuantos millones de pesos). Los chinos siempre están pensando en dinero, que es algo que viene de los tiempos de Deng Xiao Ping donde se entabló esta idea de que todos debían aspirar a hacerse ricos. Sin ir más lejos, Shenzhen como ciudad fue ideada para hacerle el peso a Hong Kong. Hoy Shenzhen supera -en territorio construido, en población y en PIB- a Hong Kong. Cuando hablan de negocios, son muy de ir al grano y no darse tantas vueltas a la hora de tomar decisiones.”

¿Consejos para quienes desean realizar negocios en el país asiático? Dice que en estricto rigor no es necesario hablar mandarín, con inglés es suficiente, “pero es bueno ir con alguien de confianza que conozca el medio y como tratar con los chinos, porque se van a dar cuenta de inmediato si no tienes experiencia y van a tomar eso a su favor. Cuando eres su cliente son bien correctos . Finalmente, ideal venir a darse una vuelta a China, ir a las ferias, hacer contactos, conocer gente es super importante. Los lazos son claves en las relaciones de negocios sobre todo en China, por que se da mucho la amistad de negocios.”

Conoce más de Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez, aquí.

Más sobre la empresa de Ian, Lilian Trade, aquí.

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