Emociones en cuarentena

14 de Mayo 2020 Noticias

Lo que estamos viviendo es una situación disruptiva e inesperada, que llegó de un momento a otro y que se ha prolongado en el tiempo. Este cambio a nivel global y social, cambia el mundo en el que estábamos viviendo y eso inevitablemente hace que afecte en lo personal, en el área chica, en las emociones. Pero, ¿hasta qué punto se normaliza este vaivén de sensaciones? ¿cómo enfrentamos este proceso adaptativo? ¿cuándo debemos preocuparnos? Los académicos de la Escuela de Psicología, Claudio Araya y Cristóbal Hernández, responden.

“La preocupación tiene que estar en el sentirse mal de manera constante”, Claudio Araya.

Ante situaciones inciertas y peligrosas las personas están más alerta, y en función de eso, reaccionan más ante lo que pasa, además, bajo estrés las posibilidades de auto-control disminuyen, y se entra en un “modo de supervivencia” y de respuestas rápida, sin embargo, cuando estas emociones son permanentes, hay que preocuparse.

El mundo cambió e invade la incertidumbre, “cuando uno pierde el control nos volvemos más vulnerables, más frágiles y eso hace que afloren las emociones, podemos estar más sensibles”, indica Claudio Araya, por eso, una herramienta importante es la aceptación, entender que lo que estamos viviendo no es normal y que naturalmente aquellas cosas que antes no nos afectaban ahora nos afecta más y “en ese sentido es bueno aceptarlo, que no está mal sentiré mal, es parte de la naturaleza humana y más aún en estas condiciones”, agrega Claudio.

“Los seres humanos somos adaptativos, pero sin embargo tenemos ciertas disposiciones duraderas que no cambian en poco tiempo”, Cristóbal Hernández.

Parte constitutiva de nuestra especie es la necesidad de rodearnos de otros y tener cierta predictibilidad del entorno, y ambos elementos se han visto modificados con la pandemia, lo que genera estrés y emociones negativas, “ahora, muchos intentos de calmar las emociones negativas a corto plazo, tienen consecuencias negativas a largo plazo, como distraerse de una situación difícil mirando el teléfono, ya que si lo hago siempre, genera que no solucione la situación, y con eso se mantenga mi mal ánimo”, explica Cristóbal Hernández.

Este mecanismo de “solución parche”, es una de la base de muchos problemas de salud mental, explica el académico, “que creo que se pueden amplificar hoy en día y esto nos sucede, además, con menos acceso a nuestros círculos cercanos de apoyo, lo que puede empeorarlo”, añade.

En términos de adaptación, hay un aspecto fundamental: “y es efectivamente las personas tenemos una resistencia a los cambios y no nos damos cuenta. ¡Es que los cambios grandes son amenazantes! Si no podemos predecir lo que va a pasar, nos quedamos “sin pautas de acción” y las buscamos en lo que ya nos es conocido, en otras palabras, nos aferramos a eso”, dice Cristóbal.

Nadie sabe realmente qué pasará con la humanidad y salud mental de las personas cuando esta pandemia termine, sin embargo aún hay certezas, y ambos académicos señalan que la oportunidad está en el presente: “hoy podemos cultivar lo mejor de cada uno, aprender a relacionarnos más amablemente entre nosotros, con nuestra experiencia, abrazar la propia vulnerabilidad, aprender a empatizar y escuchar a los demás, a no juzgar rápidamente, a tener más paciencia y aprovechar de conectar con otros dentro de lo posible”, acota Claudio Araya.

Redes Sociales

Instagram