Toque de queda

1 de Julio 2019 Columnas

La sola frase “toque de queda” ha preocupado a muchos en las últimas semanas, a partir de la consulta ciudadana que las municipalidades de Quilpué, Las Condes, Lo Barnechea, La Reina, Peñalolén, La Florida, Colina y Antofagasta realizarán hoy 30 de junio. En ella, quienes participen deberán responder si están de acuerdo con que se aplique un tope horario para que menores de 16 años no puedan estar en la calle sin un mayor de edad.

Con esta medida, se pretende disminuir el preocupante consumo de alcohol y drogas en adolescentes, al igual que bajar los índices de delincuencia en los que puedan estar involucrados estos niños y jóvenes, ya sea como víctimas o victimarios.

El tema no es menor. Vale la pena recordar que según un estudio realizado por la Universidad de Chile y la Universidad de Reykjavik (de Islandia, desde donde precisamente se extrajo la idea del límite horario), en nuestro país, uno de cada cuatro adolescentes dice que comenzó a ingerir alcohol a los 13 años. Además, de los consultados –alumnos de segundo medio-, un 17% admite haberse emborrachado en los últimos 30 días y casi un 30% manifiesta haber fumado marihuana.

Aún más. De acuerdo a un informe de la Organización de Estados Americanos publicado en marzo de este año, los escolares chilenos son “líderes” en consumo de tabaco, marihuana y cocaína en el continente, con cifras alarmantes: en el caso de la cannabis, más del 30% de los jóvenes reconoce consumirla, superando incluso a Estados Unidos.

La alcaldesa Carolina Leytao, de Peñalolén, ha sido enfática durante esta semana en pedir que no se le denomine “toque de queda”, por cuanto se “caricaturiza” la medida. Para otros, esa sola frase hace recordar las peores prácticas de la dictadura y probablemente no se condice ni con el espíritu ni con la forma que pretende tener esta iniciativa.

De acuerdo a la RAE, un toque de queda es una “medida gubernativa que, en circunstancias excepcionales, prohíbe el tránsito o permanencia en las calles de una ciudad durante determinadas horas, generalmente nocturnas”. Y efectivamente la propuesta de los alcaldes tiene otras características. De partida, no se trata de un tema “excepcional”, sino permanente; no pretende –ni puede- sancionar a quien infrinja la normativa, y –en la práctica- tampoco obliga a las partes, sino más bien se trata de una “sugerencia”, como lo aclaró la misma edil.

Pero más allá de lo anterior, el proyecto tiene varias “patas cojas” que lo hace difícil de implementar. En primer lugar, hay quienes han puesto énfasis en la ilegalidad de la medida, por cuanto conculcaría el derecho constitucional de los menores de edad a transitar libremente. De hecho, fue la propia Contraloría regional de Valparaíso la que puso el semáforo en rojo cuando el edil de Quilpué, Mauricio Viñambres, quiso aplicarla en marzo de este año: “(No se) puede imponer menores o mayores exigencias que las previstas en las leyes”, afirmó el organismo.

Pero hay otros temas más prácticos en juego, como la imposibilidad de aplicar sanciones a los menores, quienes –de ser sorprendidos en la calle- a lo más podrán ser llevados de vuelta a sus casas, las mismas de las cuales salieron y donde probablemente no hay un adulto responsable al que le importe dónde esté el niño. Porque seamos sinceros, si un menor de 13 años está en una plaza a las 3 de la mañana, ¿realmente hay un padre o madre preocupado de dónde está su hijo?

Por otro lado, lo más probable es que quienes voten hoy sean precisamente los padres de menores que a esa hora duermen en su casa. Porque si hay niños que prefieren estar en la calle en la madrugada y adultos que se lo permiten, el problema no está precisamente en el menor.

Hay otros temas de carácter más técnico, como la validez real de una consulta que no puede ser vinculante o las características de la empresa que se adjudicó el proceso: Evoting, la misma compañía que falló en las pasadas elecciones de la UDI pues el sistema se cayó en pleno proceso.

Lo cierto es que el ejercicio de hoy tendrá más de voluntarismo que de efectividad. Si lo que se quiere es “ordenar” la comuna, como ha dicho Viñambres, quizás se deba comenzar por otro tipo de iniciativas, como intervenciones con los padres, los colegios o los propios menores. Porque a la luz de los datos, la propuesta parece poco efectiva. Y, en cuanto a la consulta misma, más bien servirá para medir la temperatura ambiente y, eventualmente, para que los ediles afirmen tener respaldo ciudadano e insistan en una medida sin pies ni cabeza.

 

Publicado en El Mercurio de Valparaíso.

Contenido relacionado

Redes Sociales

Instagram