#ModoCenso: Descubriendo Chile

23 de Abril 2017 Columnas

No se trata de una crónica respecto de un nuevo programa de TV, al estilo “La tierra en que vivimos”. Más bien, tiene que ver con la reciente –y sorpresiva, para muchos- constatación de que en este país hay una serie de situaciones que salieron a la luz a raíz de la “jornada cívica” del censo abreviado. Pero que, en realidad, eran tan obvias como conocidas.

Primero, no se puede dejar de destacar la sensación de “pecho inflado” con que gran parte del país se levantó ese día, convirtiéndolo en un acto republicano que parecía extinto. Desde que los jóvenes dejaron de inscribirse en los registros electorales y el gobierno de Sebastián Piñera decidió convertir el voto en voluntario, ese sentimiento había quedado olvidado. Aunque algo de aquello aparecía en situaciones de emergencia, lo cierto es que el concepto “no estoy ni ahí”, le había ganado terreno hace rato al espíritu cívico.

Pero más allá de la épica, que burbujeaba sobre todo en las redes sociales, el censo se transformó en un día de descubrimientos, absurdamente inéditos para algunos. Situaciones conocidas y previsibles, pero que para muchos marcó un “destape”.

#Descubrimiento 1: La existencia de grupos radicalizados mapuches, que no se sienten parte de Chile y que, por lo tanto, no reconocen la institucionalidad vigente. Como si durante los últimos doscientos años de historia y, en particular, en los últimos gobiernos, las comunidades más violentas no hubieran dado muestras más que suficientes de que no se consideran parte del país. ¿Alguno creía que la comunidad Temucuicui (ubicada en plena “zona roja” del conflicto) iba a recibir a los censistas con los brazos abiertos, galletas y jugo? ¿No era una situación previsible para el ministerio del Interior, las policías o la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI)?

#Descubrimiento 2: Los inmigrantes y las pésimas condiciones de vida (o sobrevida) de algunos de ellos. Estructuras (no se les puede llamar casas) donde al menos habitaban 50 familias, entre haitianos, colombianos y un largo etcétera, en piezas de cuatro por cinco metros, en el centro de Santiago. ¿Los municipios, las redes sociales y los medios necesitan un censo para darse cuenta de lo que sucede, no sólo en la capital, sino en todo el país y no sólo con extranjeros, sino también con muchos chilenos?

#Descubrimiento 3: Chile cambió. Y la pregunta “¿quién es el jefe de hogar?” ya no puede ser respondida rápida y eficazmente. Los memes en Twitter y Facebook desbordaban en creatividad, a partir de una definición que hace tres décadas podía ser válida, pero que hoy no tiene mucho sentido. Si lo que se quería era definir cuántas mujeres mantienen solas su hogar, ¿no sería hora de ir cambiando la pregunta? De partida, porque probablemente el resultado que se obtendrá será derechamente ridículo: gran parte de las mujeres que conozco se instauró como jefa de hogar, aun cuando su marido aporta igual o más dinero, pero no tuvo más remedio –por la temperatura ambiente- que callar sabiamente a su lado y asentir ante el censista. Y muy pocas de ellas mantiene sola a la familia.

#Descubrimiento 4: A lo menos gran parte de la famosa clase media se siente excluida de las políticas públicas y, por lo mismo, no tenía muchas ganas de colaborar en el proceso. ¿Realmente nadie había notado que el mayor porcentaje de abstención electoral está precisamente en ese segmento? ¿Nadie se dio cuenta que las comunas con menor participación en las municipales 2016 fueron precisamente zonas como Puente Alto, Maipú y Ñuñoa, lugares donde los candidatos llevan ya varios años haciendo agua intentando convencer a este diverso grupo?

#UltimoDescubrimiento: Quizás la revelación más destacable de la jornada fue el ejemplo que dieron algunas personas con discapacidad y los adultos mayores. Nuevamente, pocos se detuvieron a pensar en estos grupos, en un país que envejece a pasos agigantados. Mientras en redes sociales muchos hacían nata criticando las preguntas que se hicieron, las que faltaron o los lugares donde no llegaron, ellos cumplieron con mucho más que el deber de contestar el cuestionario y convidarles “galletas” a los censistas. Por el contrario, salieron a las calles a encuestar, jugándosela en una sociedad que todavía no los acoge y que -en #ModoCenso- habitualmente les da con la puerta en las narices. 

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