Dos caras de un proyecto

26 de Diciembre 2019 Columnas

Los eventos especiales requieren medidas especiales, pero también exhortan a revisar las razones que generan estos acontecimientos. En materia de donaciones, nos hemos acostumbrado a lo primero, olvidando lo segundo. Para los grandes eventos (visita del Papa, COP25) se ha legislado ad! hoc, tal como ahora propone el proyecto de ley de donaciones temporal para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (mipymes). Cada evento tiene su justificación, así como el rol en el empleo que cumplen las mipymes, pero se olvida que nuestra excesiva dispersión legislativa en donaciones es profundamente inequitativa. Las más de 60 normas que regulan esta materia se han convertido en una traba para la participación de distintos tipos de donantes y también para entidades sin fines de lucro de distintos tamaños o temáticas. El proyecto de donaciones para mipymes muestra avances: elimina el límite global al total de donaciones, establece un catastro único para los beneficiarios, sin obligarles a preaprobar un proyecto, e incorpora las donaciones colectivas y de servicios. Sin embargo, debemos hacernos cargo de la enorme distancia legislativa que tenemos con países de alto nivel de desarrollo de filantropía y con la mayoría de países de América Latina. Nuestro sistema es uno de los más complejos y poco transparentes, limitando el potencial que tiene la filantropía en el país. La actual crisis social nos interpela a revisar todos los ámbitos donde se genera inequidad. Equiparar las reglas del juego para el sistema de donaciones en una ley única sería una medida orientada a fortalecer una sociedad civil activa y plural.

Publicado en El Mercurio.

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