Un 85% de los alumnos que realizan el MBA Full Time International Programme son extranjeros. De todos los rincones de Latinoamérica llegan a Santiago de Chile, cautivados por un programa que los impulsa a dar un salto cualitativo en sus carreras, globalizarse a partir del aumento de sus conocimientos, del crecimiento de sus habilidades y la multiplicación de su experiencia. Además, se sienten atraídos por la manera de hacer negocios en Chile, que tiene hoy en día una de las economías más competitivas, abierta a inversionistas de todo el mundo, quienes encuentran un ambiente atractivo para los negocios, estabilidad política, económica y social. “Tienen buenas y mejores prácticas, es una de las mejores economías de Sudamérica,” dice Gabriela Paredes, ex alumna del MBA que llegó al país proveniente de Ecuador hace algunos años, para ser parte de la generación 2013- 2014.

Como Gabriela, Mirella Sánchez regresó a la Universidad Adolfo Ibáñez en diciembre pasado, después de algunos años de egresada del programa, para participar de un curso de empresas familiares que fue dictado por distintos profesores de la Escuela de Negocios de la UAI.

Mirella es parte del grupo Sánchez- Rosel, que tiene distintas empresas ligadas al área de salud en Perú. Después de trabajar un tiempo en la banca, el 2018 decidió ingresar a la empresa familiar que fundó su abuelo. Cuenta que entró con muchas energías, pero se empezó a encontrar con dificultades en el camino. Por eso, valora mucho las habilidades blandas que pudo desarrollar en el MBA. “Haber cursado el MBA me ha ayudado en este gran desafío.”

 “Aprendí a pensar en negocios”, dice por su parte Christian Daher, de Paraguay, miembro de una empresa familiar en ese país que se dedica a la importación y distribución de bebidas, por un lado, y a los negocios inmobiliarios, por otro. Él es parte de la generación 2012- 2013 del MBA, y explica que decidió cursar el programa porque su hermano lo había tomado un año antes. “Me atrajo poder adquirir una mirada más sistémica del mundo de los negocios. Además, por la cercanía de Chile con Paraguay.”

Paraguayo también es Pedro Knopfelmacher, emprendedor desde hace 4 años, parte de la generación 2012- 2013. En ese entonces, trabajaba en una empresa familiar, pero sentía que le faltaba conocimiento. “Lo que más valoré del MBA fue aprender a no hacer las cosas por hacerlas, sino que siempre tener una estrategia detrás, un objetivo claro,” explica.

El caso de Gabriela Paredes, de Ecuador (generación 2013- 2014), fue distinto, ya que ella, aconsejada por sus profesores del MBA, se quedó en Chile trabajando por un tiempo, preparándose más aún para tomar las riendas de la empresa familiar del rubro automotriz que tiene en Ecuador. “Siento que estoy mucho más preparada que antes para este desafío” dice hoy, segura de querer regresar a su país con nuevas herramientas adquiridas en el programa de la Escuela de Negocios.

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