¿Cómo la religiosidad y el autoestima, como componentes de la forma de ser de un individuo, pueden ayudar o no a la adaptación social? Esta es la pregunta que tanto la egresada de Psicología, Alejandra Neely, como los profesores de la Escuela, David Huepe y Gorka Navarrete indagan en su estudio. El interés común por profundizar en esta idea, convirtió a Alejandra en la ganadora del Concurso Formación de Estudiantes en Investigación que entrega cada año, la Dirección de Investigación UAI.
Alejandra Neely, es egresada de la Escuela de Psicología del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva, desarrolló interés en la relación entre religiosidad y racionalidad, es decir, cómo la religiosidad que funciona al margen de la evidencia y el razonamiento lógico puede ser al mismo tiempo compatible con estas habilidades en una misma persona. Al decidir indagar en este tema, descubrió que los académicos e investigadores del Centro de Neurociencias Social y Cognitiva UAI, David Huepe y Gorka Navarrete también exploraban estas líneas, en paralelo, tomó contacto con el académico de la Universidad de Amsterdam, Michiel van Elk, para trabajar colaborativamente.
Actualmente los cuatro lideran el proyecto, que tiene como objetivo “aportar en el debate que se ha dado en la literatura sobre la influencia de la religiosidad en componentes del bienestar, en este caso la adaptación social”, explica Alejandra, ya que en general, los estudios que existen se basan en la población occidental, educados, industrializados, ricos y democráticos y la evidencia es contradictoria, por eso “nosotros quisimos testear un mecanismo específico donde la religiosidad ayuda a la adaptación a través de su influencia aumentando el autoestima en contextos de alta vulnerabilidad social”, agrega.
Los resultados obtenidos en el desarrollo de este proyecto son preliminares y pueden cambiar, pero adelantan que “el autoestima predice mejor adaptación social en contextos de vulnerabilidad y también en el caso contrario, pero la religiosidad solo predice adaptación social en contextos donde las personas no se encuentran en una situación de vulnerabilidad social”, indica la psicóloga.
Respecto al trabajo colaborativo que ha experimentado con los académicos, Alejandra destaca la oportunidad de aprender haciendo, “sin esa confianza que depositó David en mí, y las responsabilidades que me dio en el laboratorio, no sería la profesional que soy hoy”, acota. Asimismo recalca la oportunidad que ofrece la Dirección de Investigación con su concurso, lo que significa “un apoyo enorme en el mismo sentido, entrega la oportunidad de poder dirigir una investigación con poca experiencia, lo cual es único en este país, ya que para postular a la mayoría de los fondos hay que tener un montón de publicaciones sobre el hombro y tener un PhD”, explica Alejandra.