¿Recordamos cómo reaccionar ante una emergencia?

10 de Noviembre 2020 Noticias

Chile es un país que enfrenta eventos catastróficos cada ciertos años, por lo que al menos una vez al año, las organizaciones desarrollan una simulación para que las personas puedan actuar según los protocolos en caso de emergencia, pero ¿cuán efectivo es realmente? ¿las personas reaccionan tal como aprendieron en un caso real de emergencia? Justamente eso es lo que el estudio del académico de la Escuela de Psicología, Gonzalo Muñoz, busca responder con su estudio.

Nunca antes se ha estudiado cuánto sirven las intervenciones a largo plazo, y es que estas se basan en la gran capacidad de aprendizaje que tienes los seres humanos, sin embargo, también hay una gran capacidad para desaprender que es importante considerar, “una demostración de ello es que el rendimiento en pruebas de conocimiento se reduce entre un 30 – 40% después un año de haber tomado un curso, este tipo de resultados pone en entredicho uno de los supuestos centrales de los sistema de educación, pues haber aprobado un curso no asegura que los conocimientos o destrezas adquiridas se mantendrán en el tiempo”, indica el académico.

Con esta información más el conocimiento que existe respecto a los sistemas de capacitación en emergencias que se usan en la actualidad y su baja frecuencia, el académico Gonzalo Muñoz decidió investigar el tema diseñando un juego de simulación de evacuación de edificios en conjunto con expertos de bomberos de Chile y de la ONEMI, “la ventaja de la simulación es que se puede usar repetidas veces y puedes exponer a los participantes a situaciones más peligrosas”, explica Gonzalo.

En el experimento participaron 84 jóvenes y se quiso evaluar qué tan efectivo es el debriefing –ejercicio de conversación post simulación entre los participantes- para asegurar la mantención de los conocimientos adquiridos durante la simulación en el largo plazo. En el debriefing los participantes pueden discutir después de cada episodio qué hicieron bien, qué hicieron mal y qué harían distinto en el futuro. Esta intervención demostró resultados muy robustos durante la adquisición de aprendizaje, pero ¿se mantendrían en el largo plazo?

Luego de 12 semanas de haber usado el simulador, los expertos reunieron a un grupo experimental con debriefing y otro sin debriefing, “contrariamente a lo que esperábamos, el debriefing no tuvo ningún efecto, es más, quienes tuvieron debriefing tendieron a empeorar un poco su desempeño cuando volvieron al laboratorio, lo que quiere decir que el peak de aprendizaje que alcanzaron durante su entrenamiento inicial es bastante frágil. En otras palabras, el aprendizaje asociado al debriefing podría generar una suerte de “falsa seguridad””, explica el académico.

Los resultados del estudio demuestran que no basta con hablar sobre qué hacer en caso de emergencia, tiene que haber algo más para asegurar que eso que se aprendió estará disponible en el momento que las personas tengan que enfrentar un evento de este tipo. “En Chile, por ejemplo, tenemos eventos catastróficos cada tantos años y después de esos eventos se abren conversaciones sobre qué pasó, cómo lo enfrentamos y qué hacer en caso que vuelva a ocurrir. Claramente eso no es suficiente”, indica Gonzalo.

El uso de juegos de simulación puede contribuir a estos temas por diferentes razones, ya que son más motivantes y entretenidos para los participantes y porque se pueden replicar muchas veces sin tener que, por ejemplo, detener una operación de una empresa. Además, se pueden generar escenarios de todo tipo, incluyendo aquellos peligrosos sin poner en riesgo la integridad de los participantes, “este recurso permite tener medidas precisas de aprendizaje o resultados en tiempo real que pueden servir como insumo para el entrenamiento o para evaluar la efectividad de la simulación como herramienta de aprendizaje”, finaliza el académico UAI.

Producto de su trabajo y los resultados del estudio que fueron publicados en la Revista científica Human Factors, Gonzalo Muñoz trabaja con la empresa Holos en el desarrollo de un simulador de manejo de emergencias para conductores profesionales en BHP Billiton, que es análogo a lo que hacen los simuladores de avión, donde los pilotos son expuestos a situaciones de emergencia y se evalúa su capacidad para enfrentarlos.

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