Diversidad religiosa y secularismo en (y desde) las universidades. Este fue el tema central que abordó la escuela de verano organizada por el Centro para la Investigación en las Artes, las Ciencias Sociales y las Humanidades (CRASSH por sus siglas en inglés) de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y que reunió a un grupo de académicos/as de distintas trayectorias y universidades de Europa, Asia y Latinoamérica para el debate e intercambio de ideas. Entre ellos estuvo como invitado el profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Cristóbal Bellolio, oportunidad en la que presentó su investigación: Religión en la nueva Constitución chilena.
“Este artículo -en desarrollo- aborda cómo la Convención Constituyente estableció que Chile era un estado laico por primera vez. Nunca se había dicho con esas palabras. Sin embargo, el anteproyecto de los expertos lo sacó. Entonces ahí hay una pregunta interesante sobre qué es lo que se entiende por laico. ¿Se entiende algo neutral o se entiende algo hostil a la religión? Algo que expulsa a los símbolos religiosos de todo el espacio público. Yo creo que así lo interpretaron los expertos que quisieron ahorrarse un problema y lo sacaron”, comenta el profesor quien ha estado analizando y siguiendo de cerca el proceso constituyente desde su inicio a través de participación en seminarios, entrevistas, columna opinión y el podcast Razones Constituyentes, de la Facultad de Derecho y la Escuela de Gobierno UAI.
Al respecto, Bellolio agrega que lo que postula en su paper, “y que es interesante– remarca- es que mientras la Convención Constitucional sacó a la religión tradicional –por así decirlo- del espacio público, diciendo que Chile es un Estado laico, reconocía y promovía el buen vivir y otra serie de visiones que uno asocia con las cosmovisiones ancestrales de los pueblos originarios. Entonces una buena pregunta ahí es si somos o no somos seculares. Estás dejando al cristianismo afuera, pero estás promoviendo visiones ancestrales que en muchos sentidos se puede equiparar a una religión”, dijo el profesor quien participó en 2019 por primera vez en esta escuela de verano de Cambridge.
La escuela de verano es un proyecto del CRASSH de la Universidad de Cambridge y consiste en un programa intensivo de dos semanas para académicos/as del área de las humanidades y las ciencias sociales. En esta cuarta versión el encuentro – que estuvo presidida por Rowan Williams, Arzobispo de Canterbury- reunió a un grupo destacado de académicos/as jóvenes con pensadores consagrados y formuladores de políticas en un espacio de conversación y debate respecto a los aspectos políticos de la relación entre la diversidad religiosa y la universidad secular.