A comienzos de este 2022, durante la ceremonia de licenciatura de Ingeniería Comercial de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, el estudiante venezolano Leonardo Joaquim fue reconocido como el mejor estudiante de la licenciatura en economía.

No solo eso: segundos después de que el decano Juan Carlos Jobet le entregara su diploma, Leonardo levantó un cartel donde agradecía a sus padres por su logro. “Gracias papás, este título también es de ustedes, ”se leía.

Han pasado algunos meses y Leonardo está pronto a finalizar su etapa universitaria. Está terminado de cursar el magíster que eligió en el último tramo de la carrera, el de Finanzas. “Este año ha sido muy gratificante, pero he sufrido porque hay ramos complicados. Pero acá está lo mío, esto me apasiona, me entretiene, no estudio por obligación,” cuenta, agregando que ya se está preparando para el mundo laboral: está en pleno proceso de entrevistas de trabajo.

Leonardo, al igual que sus compañeros y compañeras, ha ido forjando su propio camino en Ingeniería Comercial de la Universidad Adolfo Ibáñez. ¿Por qué? Porque la malla contempla que sus estudiantes no solo deban cursar el programa Core UAI – formación en Artes Liberales que es transversal a todas las carreras de la institución- sino que, además, pueden ir eligiendo qué especialidad tomar de acuerdo a sus preferencias o habilidades.

Así, al finalizar los primeros años, los alumnos y alumnas pueden optar por seguir la licenciatura en administración de empresas o la licenciatura en economía. Leonardo optó por la segunda, pero no fue una decisión fácil, porque él viene de una familia de emprendedores y administración de empresas en un comienzo le parecía el camino más adecuado. Pero cambió de opinión.  “Economía es una licenciatura exigente, mucha más matemática y los ramos son anuales,” dice.

Luego, en el último tramo de Ingeniería Comercial, los estudiantes pueden especializarse en uno de los 12 magísteres que ofrece la carrera para sus estudiantes, que abarcan las más diversas áreas. Puede ser desde el Magíster en Finanzas, como lo siguió Leonardo- hasta Marketing, pasando por Psicología de las Organizaciones, Innovación y Emprendimiento, Economía, International Management y muchos más (Puedes conocerlos todos AQUÍ):

Una etapa gratificante, pero difícil

Leonardo entró a estudiar Ingeniería Comercial luego de haber sido aceptado en la universidad vía admisión especial.

Se vino a Chile solo. Tenía 18 años.

Pero, ¿qué lo trajo a nuestro país en primer lugar?

Al salir del colegio en Venezuela, se matriculó en una universidad de ese país. Alcanzó a estudiar un semestre Ingeniería Química, pero un intercambio para perfeccionarse en inglés en Canadá cambió su perspectiva de las cosas.

“En Canadá podía ir al cine y volver caminando tranquilo. No tenía miedo que me robaran o me asaltaran en la calle. La vida era muy diferente a la que yo conocía en Venezuela,” cuenta.

Estando en Canadá decidió que no quería volver.

Y se fijó en Chile. Comenzó a mirar universidades. Lo que tenía claro es que quería una institución de calidad. “Me enfoqué en la Adolfo Ibáñez por los tratados internacionales que tiene. Pensé que si en algún momento me quería ir, podía terminar mis estudios en alguna universidad con la que tiene convenio” dice, aunque claro, eso finalmente no ocurrió. (De hecho, la Escuela de Negocios de la UAI es la única en Chile que cuenta con una triple corona de acreditación internacional).

La pandemia y los amigos

Leonardo es un apasionado por los estudios y le va muy bien. El primer semestre en la UAI obtuvo un promedio 6.4 y fue invitado a la Sección de Honor. “Me exijo para que me vaya bien. Hay mucho esfuerzo. Aprender, repasar, hacer resúmenes, yo les explico mucho a mis amigos, porque es una forma de estudiar. Por eso me gustan mucho también las ayudantías,” dice, agregando que en la actualidad participa en cuatro: Estadística y Data Science; Contabilidad; Economía Financiera II y Finanzas Corporativas.

¿La pandemia? Lo golpeó.

“Yo trabajaba hasta que comenzó la pandemia, pero luego colapsé. Volví de estar un tiempo con mis papás y llego directo al encierro. Me di cuenta que estaba completamente solo en un país que no era el mío” dice, lo que fue un contraste muy grande con el cariño que le expresan sus padres. “Mi mamá es espectacular. Todos los días, cuando me levanto me regala un ‘buenos días mi querido hijo’ y eso me emociona”

 Por suerte, sus amigos lo rescataron.

Sus compañeros de Ingeniería Comercial no lo dejaron caer. Primero, uno de sus amigos se lo llevó un mes a su casa en Talca. Luego, otro a Los Ángeles y un tercero lo invitó por un tiempo a Temuco.

“Ellos y sus familias fueron espectaculares conmigo”, recuerda Leonardo.

Ahora, que está por finalizar la carrera, piensa en el futuro, pero no solo en el próximo, sino que también se ve volviendo a su país después de algunos años trabajando en Chile.

“Me encantan las finanzas corporativas y estoy postulando a trabajos relacionados con eso” dice. “Pero tampoco quiero estar toda mi carrera trabajando para otros. Quiero adquirir conocimientos y luego aportar en mi país. Quiero volver en algún momento y apoyar a las personas, que es algo que he aprendido de mi papá, a quien valoro y admiro, es un referente para mí. Y él hace mucho por las personas en mi país.”

“Cada vez que los visitó, ellos se dan cuenta de todo lo que estoy creciendo,” cierra.

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