La masculinidad consciente es una elección, como casi todo, pero una elección que vale la pena vivir. Consciente del sufrimiento que ha generado una cultura, donde el hombre, sólo por ser hombre ha dominado, por fuerza, por tener poder y dinero; mientras que la mujer ha mermado injustamente sus posibilidades de ser. Consciente del sufrimiento y la injusticia que ha generado esta diferencia, reconozco que necesitamos volver a mirarnos y construir un nuevo trato.

Como hombre, quiero cuidar a mi hijo, a mi esposa, a mi madre, a mis amigas y amigos, y también permitirme ser cuidado ¿Por qué privarme de esto? Como hombre, quiero abrazar mi vergüenza y mi miedo, en vez de ocultarlos detrás de corazas y máscaras, ¿puedes ver el costo que tiene este ocultamiento?

Como hombre, quiero permitirme ser vulnerable y equivocarme, una y mil veces, y aprender en el camino, para llegar a hacerme cargo de mí mismo. Quiero tener el coraje de defenderte a ti, a otras y otros cuando llegue el momento, para que la fuerza esté al servicio de la protección.

Ni la vulnerabilidad ni la fuerza me son ajenas, y sé que para ti tampoco lo son. Como hombre, no me quiero imponer por la fuerza, veo detrás de esto el miedo y la soledad, mía y de generaciones de otros hombres antes que yo, ¿puedes verlo?

¿Por qué el cuidado tiene que estar asociado a un grupo? ¿y el mostrarse fuerte asociado a otro grupo? Y es que, ¿no hemos sufrido ya suficiente por ponernos etiquetas los unos a los otros?

Como hombre, quiero aprender de ti, verte como semejante, ni más ni menos. Que yo te valore y que tú me valores, ¿ves cuánto lo necesitamos? Y que nuestras diferencias nos complementen y enriquezcan. Quiero que construyamos un camino compartido, ¿ves la ventura en esto? ¿No es claro acaso que tenemos más en común que lo que nos han hecho creer? ¿No es claro acaso que vamos caminando juntos? ¿Qué al final del día somos compañeros?

Publicada en El Dínamo.