El movimiento que nos está cambiando

26 de Noviembre 2019 Columnas

Definir fenómenos sociales no es tarea sencilla como lo es en ciencias naturales. Por esta razón, explicar lo que hemos vivido socialmente en las últimas semanas no es tarea simple. Para el sociólogo italiano Melucci, los movimientos sociales son “una red de interacciones informales entre una pluralidad de individuos, grupos y/o organizaciones, comprometidos en un conflicto político y cultural, y sobre la base de una identidad”. Para él estos movimientos expanden el “espacio político- disponible para los ciudadanos, trayendo a la arena pública las preocupaciones de la “vida cotidiana” y de lo “personal”.

El movimiento social surgido en Chile el día 18 de octubre, y que tiene paralelos en distintos países alrededor del mundo, ha ejemplificado claramente la tesis de Melucci, permitiéndonos volver a soñar nuestra cotidianidad, el país que queremos e innegablemente nos ha permitido incidir políticamente. Así lo demuestra el acuerdo firmado hace unas semanas, nos guste o no, abriendo la posibilidad de pensar otra Constitución.

Pero ¿qué otros efectos políticos puede tener? Definir política tampoco es fácil. Para algunos como la socióloga Jenny Ozga, la política “se encuentra en todas partes”, explicando que “no existe una definición única o fija”, mientras que otros como Rizvi y Lingard sugieren que política es “la asignación autorizada de valores”. De estas conceptualizaciones se entiende que la política está en el ejercicio de poder en cualquier decisión del diario vivir, pasando no solo por las decisiones de políticos en el congreso, la legislación o el poder ejecutivo. Decidir sobre cómo nos vinculamos y relacionamos con otros, es también un acto político. Podemos, por tanto, poner en práctica valores distintos al individualismo y la adoración al dinero neoliberal. Respeto por lo humano, amabilidad, generosidad, y la aplicación de éstos en las formas que construimos comunidad, son también cambios necesarios. Así también lo es la forma en que nos comunicamos, y la reflexión sobre qué comunicamos y sus efectos. Asimismo, precisamos concordia y paz en el diario vivir para tener sustentabilidad social. Más que nunca hay que impulsar el diálogo político y debatir lo que queremos ser en el futuro, en todos los ámbitos, dándole a los medios de comunicación un rol más constructivo, promoviendo estas campañas.

Todos estamos cambiando y viviendo una nueva etapa para Chile, en un contexto globalizado. Sin duda requerimos de cambios estructurales radicales para alcanzar dignidad para todos, y del reconocimiento de la historia para llegar a consensos que nos permitan reparar y no cometer errores pasados en el futuro. Pero los cambios de legislación toman tiempo, y los cambios culturales aún más, por lo que debemos ser pacientes. La paciencia también es generosidad. Podemos vivir este Chile distinto ahora. Junto con las leyes, cambiemos nuestros valores y comportamientos, en un país que nunca más será el de antes.

Publicada en El Desconcierto.

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