Crisis de malestar territorial

13 de Enero 2020 Columnas

Los seres vivos —entre ellos, por supuesto, los humanos— podemos soportar aquello que nos incomoda solo temporalmente. Si ese malestar permanece nos enfermaremos, y si se perpetúa el dolor —físico y/o emocional— hasta podemos morir o preferir morir. ¿Qué hace que surja un límite que posibilite una reacción a ese malestar? La búsqueda natural del bienestar como un estado deseado, consciente o inconscientemente.
En términos sociales (por ejemplo, la forma en que vivimos en un determinado territorio), el límite surge producto de no poder soportar el dolor del malestar por el apiñamiento humano, por la forma discriminatoria de diseñar las ciudades en Chile, y que nos mueve después de décadas a terminar abruptamente con él. Le llamamos dignidad.

Dicho de otra manera, podemos aguantar el malestar producto de una injusticia o una insatisfacción, mientras esta no toque lo que nos sostiene como seres humanos. Y lo que nos sostiene en última instancia es la dignidad, el valor intrínseco a conservar de cada persona. Cuando se pierde, instintivamente nos movemos para recuperarlo. Es decir, los límites siempre existen, para todos y todas. Pero la pérdida sistemática de calidad y esperanzas de experiencia de
vivir no genera necesariamente una crisis. Si la sociedad entera experiencia tal pérdida, ella entera sufre. En la crisis desde el 18/10 solo estalló una parte, una gran parte. Entonces, la pérdida de dignidad es el notorio distanciamiento de la experiencia de vida de una parte de nuestra sociedad respecto En términos territoriales, una segregación de calidad y bienestar. Es decir, territorios donde personas viven con grandes privilegios de una ciudad extremadamente bien dotada, en comparación a otra gran parte de la ciudad con gran escasez. Ese distanciamiento disparó el estallido.
El territorio no solo es el reflejo de las razones de una crisis por privilegios concentrados para algunos. También es una plataforma para diseñar nuevas ciudades, dignas, donde los privilegios sean menos distanciados.

El Indicador de Bienestar Territorial (www.bienestarterritorial.cl) muestra que en 58 ciudades de Chile, más de un quinto de sus habitantes viven en condiciones de escasos privilegios. Eso suma más de 2, 6 millones de personas. Tres comunas (Cerro Navia y Lo Espejo, con 73%, y La Pintana, con 67%) tienen el más alto porcentaje de personas en territorios con el más bajo bienestar, todas en Santiago. En el extremo opuesto, dos comunas (Vitacura, 100%, y Providencia, 96%), también en Santiago, tienen el porcentaje más alto de personas con mejor bienestar territorial.

Publicado en La Segunda.

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