Doctor en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Magíster en Ciencia Política, mención en Relaciones Internacionales, Pontificia Universidad Católica de Chile. Licenciado en Historia, Universidad Católica de Valparaíso.
. El 2023 será un gran desafío para el Congreso, y ojalá el Gobierno y los Parlamentarios lo comprendan, pues los riesgos de irrupción de liderazgos caudillares populistas, que se sustenten precisamente en estos espectáculos tóxicos son la principal amenaza que comienza a perfilarse a nuestra democracia.
No es casualidad que la enorme mayoría de las Constituciones del mundo occidental nazcan de grandes crisis. Basta revisar los procesos constituyentes franceses para comprobarlo. Latinoamérica no es una excepción, y Chile tampoco, con nuevas constituciones derivadas siempre de cambios de equilibrios de poder
Esta Cuenta Publica es fundamental para recuperar la brújula y el control de su Gobierno, que es vapuleado día tras días por eventos trágicos frente a los que hasta ahora no parece haber podido encontrar respuesta.
Lo que debe de prevalecer es la calma y la sensatez. No dejar espacio a los aventureros que buscan resolverlo todo “en cinco minutos”, como se expreso ya en la década de los 90.
El 9/11, por el contrario, nos recordó lo que algunos ya venían diciendo desde 1993 como Huntington: el mundo es complejo y las visiones occidentales están lejos de la universalización supuesta.
Hoy, en círculos cada vez más cerrados en torno a la vela, la polilla de la Revolución ya comienza a quemarse. Ya no es solo carestía, es ausencia total de bienes de subsistencia.
Esta crisis no es más que otro paso en un sistema institucional que difícilmente puede considerarse estable, y no existe nada que permita ser optimista en relación con su estabilidad futura.
Es claro que la administración Piñera esta hoy mejor a como lo había estado en las últimas semanas, y la responsabilidad de que eso se mantenga y continúe ahora ya no es solo de palacio, sino que también de Chile Vamos, y eso por sí mismo es un cambio mayor y que se debe de celebrar más allá de las fronteras de la coalición de Gobierno.
La creación de una norma que permita a las FF.AA. asumir funciones de apoyo a la seguridad interna a través de la protección de infraestructura estratégica, es una actualización largamente postergada en Chile.