Perú y la importancia de tener un sistema institucional estable

10 de Junio 2021 CEA Columnas
Si bien, al momento de escribir estas líneas, aún no se declara el triunfo de la segunda vuelta presidencial peruana, ya es posible extraer algunas conclusiones del proceso general. Es claro que ninguno de los dos candidatos consiguió imponerse de forma clara y rotunda sobre el otro, y más allá de quien triunfe, tanto Fujimori como Castillo tendrán que gobernar con la mitad del país en la oposición y con fuertes tensiones institucionales y económicas. El Congreso Unicameral no será controlado por ninguno y su volatilidad es también enorme e impredecible. No es casualidad que tres de los últimos cuatro presidentes en el Perú hayan renunciado o sido depuestos por el Parlamento, mientras que este mismo fue en su momento disuelto por el Presidente Vizcarra antes de ser a su vez él mismo depuesto por el Congreso. Y no es descartable que, mas allá de la tensión de esta elección, esa sea la suerte que siga al ganador de esta elección, ya sea por intentos de reformas tensionantes de la mano de Castillo o de un intento de excarcelación de su padre por Fujimori.
Y es que ese es el verdadero problema del Perú. Mucho mas allá de esta coyuntura específica, el sistema político peruano ha ido progresivamente demoliendo sus instituciones por años, y que, combinado con la desaparición del sistema de partidos, el Congreso esta básicamente compuesto por lideres de plataformas regionales o caudillares con gran volatilidad y ausencia de consistencia política. Una situación así es mucho mas seria que la mera elección presidencial, pues implica que más allá de la Candidatura que triunfe por estos días, el Perú tiene un sistema político e institucional que no consigue proveer estabilidad y no lo podrá hacer sin reformas políticas considerables. Mas allá de quien es el Presidente.
Es en el contexto anterior que un eventual triunfo del Profesor Castillo adquiere seriedad. Su voto masivo en el mundo rural; en la Sierra, en la Selva y en el norte del Perú confirma que la percepción de esos mundos es de postergación y abandono. Si Lima y el mundo urbano del Perú se ha modernizado considerablemente y están globalizados e insertos en el mundo en gran medida, el interior del país sigue postergado y atrasado, resiente la ausencia de servicios públicos y oportunidades. Por eso, percibe que las elites de la costa no los representan, por lo que esta vez decidió optar por uno de ellos para la Presidencia. Pero, incluso de triunfar, no es de una forma lo suficientemente contundente como para ofrecer un proyecto político con sustentación. Ciertamente, los últimos días, Castillo ha moderado sus dichos y afirmaciones, que impulsados por su mentor político original, el Doctor Cerrón, sugerían en principio un camino Chavista o Socialista del Siglo XXI. Ahora parece seguir lo que en su momento realizo Ollanta Humala, que después de prometer un Gobierno EtnoCacerista xenófobo y estatista, finalmente gobernó dentro de las Instituciones.
Por todo lo anterior, es claro que el Perú enfrenta desafíos enormes en términos de consolidar sus procesos internos, tiene que consolidar una estructura de gestión. Una tarea titánica, pero que es compartida en mayor o menor medida por toda Latinoamérica, especialmente tras el impacto de la Pandemia.
Publicada en Emol.

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