Hoy conmemoramos un nuevo día internacional de la Poesía, y nuestros /as académicas/os del Departamento de Literatura de la Facultad de Artes Liberales UAI nos entregan sus poesías y autores preferidas:
Ezio Neyra: Recomiendo “La belleza del marido”, de Anne Carson, por mostrar con gran intimidad lo cotidiano y por ser capaz de transmitirnos poéticamente sentimientos complejos.
Martina Bortignon: Mi libro de poesía favorito es Trilce (1922) del peruano César Vallejo. Con este libro enigmático y estremecedor comprendí lo que puede lograr la poesía: modelarte cual vasija de greda con sus sonidos, ritmos, formas; acuchillarte dulcemente para sacar a luz lo más profundo que queda agazapado tu psique. Hay que tener agallas para dejarse crecer adentro una poesía así.
Rebeca Errázuriz: “El ensayo de Cristal” de la poeta canadiense Anne Carson. La edición es de la editorial chilena Cuadro de Tiza, en traducción de Soledad Marambio. Anne Carson es una poeta tremenda, cada verso es el despliegue de una poesía pensante que va explorando las distintas capas de una experiencia singular y que aparece siempre bajo una luz – o una oscuridad- inesperadas. En este poemario se cruzan el fin de una relación amorosa y las reflexiones sobre otra escritora, de cuya vida retirada poco sabemos, la inglesa Emily Brönte, autora de “Cumbres borrascosas”.
María José Barros: Mi recomendación es Poema de Chile, libro póstumo de Gabriela Mistral, en el que imagina su retorno a Chile convertida en un fantasma y acompañada de un niño atacameño y un huemul. Juntos recorren a pie el territorio nacional, desde el norte hasta la Patagonia, y mientras conversan la mama les va enseñando su amor por las plantas, los animales, las aguas, los vientos y todos los seres vivientes que habitan nuestra tierra. Mistral escribió este libro mientras se encontraba viviendo en el extranjero. Se demoró muchos años. Viajaba con sus manuscritos de un lado hacia y otro y constantemente les pedía ayuda a sus amigos con datos de geografía o botánica. La escritura de Poema de Chile fue su manera de recobrar el “país de la ausencia” y reescribir una narrativa nacional no oficial, enraizada en las culturas populares, rurales, femeninas e indígenas.
Mary Mac-Millan: Recomiendo Thera, del poeta chileno Kurt Folch. Me gusta porque me quedo pegada en sus versos:Bajo un cielo incrustado de nubes/ bogamos tragando oscuridad
Christian Anwandter: recomiendo a Carlos Cociña. Un ejemplo de su poesía, del libro “Plagio del afecto”: Empezamos a hablar cuando las neuronas están preparadas para decir algo. Están antes y cualquier movimiento es pasado recién percibido. Ambas partes no se conocen. Cada una hace lo suyo. Se mienten a sí mismas y mutuamente. Y así, en verdad, están de la manera en que se puede amar en fragilidad.
Macarena Roca: Recomiendo a Salvatore Quasimodo, poeta italiano que va desde el profundo simbolismo y construcciones herméticas, hasta una poesía clara, social y de fuertes analogías míticas.
Andrea Kottow: Diario de muerte de Enrique Lihn es un poemario que habla de la experiencia del enfermar y de encontrarse frente a la propia muerte. Son poemas escritos desde su lecho de muerte, por el poeta Lihn, que se colman de desesperación y resistencia, pero también de resignación y de la curiosidad que puede sentirse en aquellos momentos liminales donde las palabras pierden sus sentidos habituales.
Verónica Ramírez: Óscar Hahn, título del libro: Señales de vida. Este libro me gusta porque se inspira en la belleza de la observación del cielo, fundiendo la imaginación del astrónomo con la del poeta
Maxwell Woods: Omeros de Derek Walcott. La obra poética nos obliga considerar nuestras identidades diferenciadas en este lugar que se ha llamado ‘el Nuevo Mundo’.