“Lo que me motivó a tomar este curso fue más que nada la curiosidad y el poner a prueba la idea de lo correcto e incorrecto y cómo esto convive con la integridad de una persona”, sostiene Antonia Messen, estudiante de cuarto año de la carrera de Derecho de la UAI quien es parte del curso “Integridad Académica en la Universidad”.

El programa aspira que los y las estudiantes adquieran un marco conceptual que les permita comprender la importancia de la integridad académica en su desarrollo y desempeño profesional, así como fomentar el análisis crítico respecto al comportamiento propio o de otros para generar un juicio de valor en torno a las conductas académicas éticas.

El curso, cuya modalidad es e-learning asincrónico, es impartido por Alejandro Celis, fiscal de la UAI y Carlos Saraos, subdirector de Continuidad Estudiantil y tiene como objetivo central que los y las participantes puedan comprender la importancia y los principios de la integridad académica en espacios universitarios y su impacto en el desempeño profesional y, asimismo, evaluar diferentes situaciones en donde podrían o no, cometerse faltas a la integridad académica para así gestionar posibles soluciones.

Carlos Saraos afirma que uno de los principales desafíos que tienen las instituciones de educación superior en el siglo XXI es cultivar una cultura de la honestidad académica en la comunidad y es por eso que espera que para los y las estudiantes el curso sea un espacio de reflexión sobre la integridad académica en la universidad y que comprendan el valor de la honestidad en el día a día. “En el curso presentamos casos reales de deshonestidad, aplicado a diferentes disciplinas y en distintas dimensiones profesionales. Por ejemplo, el caso de Surgisphere Corp y sus estudios de covid-19 o el uso de algoritmos éticos”.

En la misma línea, el fiscal UAI sostiene que este curso es primordial para la adecuada internalización de los valores de la Universidad que son un pilar fundamental en la formación de nuestros estudiantes: “El discernimiento ético es esencial en la toma de decisiones y permitirá un desenvolvimiento ético y legal en la profesión, siendo un verdadero aporte a la sociedad”.

 ¿Cuáles han sido los principales aprendizajes? Antonia afirma que el curso le ha permitido comprender que la integridad es algo invariable, es decir, no se modifica bajo circunstancias ni emociones que podrían justificar hacer algo incorrecto. “Es un compromiso con uno mismo y el resto de honrar lo que está bien, lo moral, lo ético y valórico”, reflexiona.

Cada módulo del curso es evaluado con un instrumento que incluye ítems de opción múltiple y verdadero o falso y, además, cada estudiante debe participar en los foros de aprendizaje: “Para aprobar el curso, se requiere la aprobación de cada una de estas evaluaciones. Nuestros equipos monitorean el avance de los alumnos y les orientamos en sus dudas”, explica Saraos.

Sobre la pregunta si el curso es recomendable, la estudiante de Derecho sostiene que cien por ciento: “Mi respuesta es un total sí. Creo que es un curso breve pero intenso donde se pone a prueba nuestra integridad, específicamente la académica y ayuda a comprender, a través de los ejemplos que propone, lo que significa realmente esta palabra, ser integro”.