Este 11 de octubre, se celebra el Día de la niña a nivel mundial. Usualmente, este día pasa desapercibido, ya que históricamente se ha invisibilizado a las mujeres. En agosto celebramos el “día del niño” en el cual incluimos a niñas también. Sin embargo, es importante destacar que en nuestro marco sociocultural, tendemos aún a visibilizar las realidades masculinas, mientras que las femeninas pasan a segundo plano. Recordemos que el objetivo nro. 5 de la Agenda para el Desarrollo Sostenible es “lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”, dado que aún en la mayoría de los países, nos encontramos en desventaja y somos propensas a sufrir discriminaciones y abusos por nuestro género.

Este año hemos marcado un hito histórico nacional, gracias a los movimientos feministas que se han ido desarrollando, particularmente en la marcha del 8M. En esta lucha, visibilizamos a todas las mujeres, con sus necesidades y particularidades, y más importante aún, reconociendo que la lucha por la equidad de género ha sido una constante histórica a nivel mundial. Como mujeres, hemos luchado para poder tener derecho a estudiar, votar, tener decisión sobre nuestro propio cuerpo, entre otras muchas cosas.

Las niñas, al igual que los niños, merecen disfrutar de su infancia de la misma forma, sin limitaciones. En la niñez, empezamos a formar parte de lo que seremos en el futuro, por lo tanto, educar sin imponer normas de género “de lo que debiese ser/hacer una niña o un niño”, permitiéndoles desarrollar un buen autoestima y autoconcepto. Debemos quitarnos los prejuicios de que “las niñas no son lo suficientemente buenas para…”, que son “frágiles”, que “no pueden hacer las cosas por sí mismas”, que “tienen que encontrar a su media naranja para ser felices”, y así un montón de frases cotidianas, que lo único que hacen, es generar inseguridad y relaciones tóxicas. Cuando veamos una niña, en vez de destacar sólo cualidades como “bonita o delicada”, destaquemos cualidades como “eres valiente, eres inteligente, eres astuta”, un pequeño cambio en el lenguaje que utilizamos impactará de manera positiva en sus propias vidas y también en las de sus familias, escuelas, comunidades y países, ya que somos un motor importante en la sociedad y en la economía.

Aún faltan muchas cosas por hacer, por eso es importante visibilizarnos desde que somos pequeñas para empoderarnos y educar una sociedad más justa y libre, para que ninguna tenga miedo de ser si misma.