Sensación de inseguridad y salud mental

11 de Diciembre 2023

Cada vez es más frecuente encontrar en las noticias información respecto a la delincuencia e inseguridad. La recientemente publicada encuesta ENUSC 2022 cifra en 90.6% la cantidad de personas que considera que durante el año 2022 la delincuencia en el país aumentó. Los resultados del termómetro de salud mental de la ACHS y UC, por otro lado, indican que las personas entrevistadas a abril de 2023 reportaban como mayor estresor el pensar en ser víctima de delincuencia (67.1%), cifra que se mantuvo estable si se compara con noviembre de 2022 (66.6%). Para la salud mental de las personas, estas cifras resultan relevantes, dada la conocida y estable relación entre el estrés y la salud mental.

Haciendo un pequeño zoom a la encuesta ENUSC antes mencionada, podemos ver que la percepción de aumento de la delincuencia va disminuyendo en la medida en que las personas se refieren a contextos más cercanos a su realidad. Así, si al referirse al país el aumento lo perciben un 90.6% de las personas, al referirse a la comuna esta cifra disminuye a un 78.6%, mientras que al referirse al barrio esta disminuye a un 55.7%. Estos números pueden tener varias explicaciones, que incluyen también la información a la que estamos expuestos(as) –en tanto estamos hablando de percepción de…– y sin un análisis en profundidad no estaríamos en capacidad de dar una con certeza.

De todas formas, las cifras nos parecen alarmantes a cualquier nivel de análisis, en tanto no resulta un panorama alentador que más de un 50% de los entrevistados y las entrevistadas consideren que en su propio barrio haya aumentado la delincuencia. Creemos, sí, que también reflejan otra tendencia: que las personas nos sentimos más seguras cuando nos encontramos en territorios conocidos, habitables y familiares.

Al respecto, un estudio realizado en China, y publicado en la revista Health and Place en 2019, reveló resultados que son interesantes. Asociando la percepción de inseguridad de distintos barrios de Guangzhou a través de imágenes satelitales y encuestas, encontró que barrios con mayor percepción de inseguridad se asociaban a menor bienestar de sus habitantes. Sin embargo, también encontró que barrios donde se reportaba que los vecinos y vecinas mostraban disposición para ayudarse, para visitarse o eran percibidos(as) como confiables, se relacionaron con una menor percepción de inseguridad. Si bien, al no tratarse de un estudio longitudinal no es posible saber cuál es el huevo y cuál es la gallina, ofrece pistas interesantes para cuidar nuestro bienestar cuando el mundo se nos vuelve cuesta arriba y se siente más amenazante: recuperar activamente nuestro sentido de comunidad es un elemento esencial en los tiempos que corren.

Es factible pensar que una mayor sensación de inseguridad puede llevarnos a perder nuestros espacios de barrio, desconfiar de quien está al lado, y replegarnos hacia nuestras propias individualidades. También es posible pensar que el replegarnos hacia adentro nos pueda llevar a desconfiar aún más de las personas que tenemos cerca, aumentando la sensación de inseguridad y armando una bola de nieve, o un círculo vicioso, ya que comenzamos a desarmar el mismo tejido social que nos hace sentir protegidos y protegidas.

Esto nos lleva a pensar que parte de la solución es buscar espacios de encuentro y comunidad, dada la conocida y robusta relación entre una buena calidad de relaciones interpersonales con nuestra salud mental e, incluso, con una menor tendencia a la mortalidad precoz.

Si volvemos a la idea de que las personas nos sentimos más seguras cuando estamos en territorios conocidos, habitables y familiares, es importante notar que estas características no vienen dadas, sino que son generadas. Generadas por condiciones básicas de seguridad que nos permitan salir para encontrarnos. También generadas por la voluntad de las personas de ayudarse mutuamente, de ser solícitos y tratarnos bien unos a otros, incluso ante momentos de estrés, intentando ganar, aunque sea un poquito, un sentido de existir en un espacio común: de comunidad. En esto podemos participar todas y todos, ya que para problemas complejos de esta envergadura se requiere de respuestas colectivas. Hoy es tiempo de volver a aportar en el diseño de una renovada “vida de barrio”

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