Salvador Allende, ocaso de un líder

14 de Septiembre 2020 Columnas

A cincuenta años de la elección de Salvador Allende Gossens, resulta necesario intentar hacer un análisis objetivo de cuáles fueron las razones que lo terminaron conduciendo al fracaso de un proyecto y, en términos personales, al fin de su existencia un 11 de septiembre de 1973.

Contrario a lo que uno pudiese creer y muy alejado de la imagen que ha intentado cultivar la izquierda respecto a Allende, en especial, durante la conmemoración del centenario de su natalicio, gran parte del fracaso tuvo que ver con la falta de liderazgo que tuvo para conducir a la izquierda en su proyecto transformador.

Antes de iniciar su gobierno, no debemos olvidar que la llegada a la presidencia se produjo en un cuarto y último intento, después de tres fracasos consecutivos. En el primero, de 1952, pese a recorrer todo el país, alcanzó tan solo un 5,44% de las preferencias. Para las elecciones de 1958, Salvador Allende fue elegido, luego de un simposio del Frente de Acción Popular, como candidato de este conglomerado, luego de obtener apenas un 17% de los votos dentro de su coalición. En la elección presidencial frente a Jorge Alessandri, tuvo una pequeña diferencia en contra, un 28,9% frente a un 31,6% de la derecha. Luego de esta derrota, Allende tuvo que luchar, no sin dificultades, para ser otra vez el candidato de la izquierda. En esta tercera elección, Eduardo Frei se impuso con 55,88% de las preferencias versus un 38,64% de Allende.

Para las elecciones de 1970 surgía la duda, por parte de la izquierda, si se podía seguir considerando a Salvador Allende como el mejor postulante para llevarse las elecciones de ese año, luego de sendos fracasos.

En este contexto, el surgimiento del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fue un factor de crisis por estar en contra de la transición pacífica hacia el socialismo que proponía Allende. Asimismo, dentro del partido, pese a tener el apoyo de las bases, no contaba con la confianza de algunos personeros para quienes Allende aparecía como “la expresión de una práctica socialista trasnochada”. En este contexto, la carrera para elegir al representante de la izquierda aparece como un ejemplo de que Allende estaba lejos de ser un líder transversal del sector, por lo menos para los partidos. Aquí le tocó enfrentarse con personajes como Pablo Neruda, que iba como el postulante del partido comunista. A pesar de la falta de consenso y luego de una ardua negociación, logró conseguir que se fueran bajando las otras candidaturas, hasta llegar como el único candidato de la izquierda. Pese a eso, en la votación de las cúpulas, Allende venció por 13 votos a favor frente a …14 abstenciones.

En este escenario, no es difícil imaginar que cuando finalmente, en su cuarto intento, logró alcanzar la máxima magistratura, Salvador Allende no haya contado con el apoyo suficiente de un conglomerado en el que era cuestionado.

En un interesante trabajo de investigación, Paula Garrido demuestra cómo Allende fue perdiendo poder dentro de la izquierda hasta llegar a una situación de ingobernabilidad, tal como queda evidenciado en el proyecto de la estatización de empresas claves.

Algunas muestras de la crisis interna de la izquierda en voz de su propio presidente, aparecen mencionadas en una carta a los jefes de los partidos de la Unidad Popular, del 31 de julio de 1973: “El poder popular no surgirá de la maniobra divisionista de los que quieren levantar el espejismo surgido del romanticismo político al que llaman, al margen de toda realidad, Asamblea Popular”.

Más allá de la imagen mítica que la izquierda ha querido elaborar de Allende como símbolo y elemento cohesionador, la revisión de su vida política deja en evidencia que, a pesar de contar con un amplio apoyo popular (esto me parece innegable), este carisma no se tradujo a nivel de partidos, en gran parte, por la falta de liderazgo del presidente para ejercer el poder y alinear a los partidos en torno a la forma como él quería llevar cabo la revolución a través de la vía pacífica y no armada. La imagen que se ha construido, aunque funcional a los intereses de la izquierda, se aleja de una de las tantas variables que fueron claves en la crisis del Gobierno y su posterior colapso un 11 de septiembre de 1973.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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