Refundar sin incendiar

17 de Enero 2022 Columnas

Esta semana el presidente electo, Gabriel Boric ha comenzado a dibujar más concretamente lo que se configura como el primer borrador del gobierno que comienza el 11 de marzo.

Así, el domingo pasado rompió el silencio, en una entrevista que –estratégicamente- dio en el Diario Concepción, perteneciente a la universidad del mismo nombre. Una señal potente de descentralización.

En esa conversación, el nuevo mandatario dio algunas luces sobre el trabajo que está llevando a cabo con miras a su asunción, pero además, inició una semana de definiciones de los temas que marcarán su agenda, en la antesala del nombramiento de su primer gabinete, comprometido por para este 22 de enero. Y lanzó un mensaje clave: sus prioridades, al menos en una primera etapa, estarán enfocadas en el manejo de la pandemia y la seguridad ciudadana.

El primero de estos tópicos tiene que ver mucho con el cómo se genera una continuidad –aunque esa palabra le genere conflictos- con la gestión realizada por el actual gobierno, la que probablemente pase a la historia como uno de los pocos logros de Sebastián Piñera. En efecto, el control de la Covid-19 y el alto porcentaje de vacunación de la ciudadanía han sido destacados tanto interna como externamente y Boric sabe que no puede bajar los brazos en esta materia. La duda es cómo se planteará en una temática difícil y en continuo cambio, considerando que una de sus más cercanas, la expresidenta del Colegio Médico Izkia Siches, fue acérrima defensora de las cuarentenas y restricciones, en momentos en que en el mundo dichas prohibiciones van en retirada.

Pero la seguridad será otro tema. El aumento del temor ciudadano y, más concretamente, de los homicidios que ha tenido al gobierno de cabeza en estos días es precisamente una de las dificultades más complejas a las que tendrá que hacer frente Boric. A la luz de las cifras y pese a que el gobierno ha intentado mostrar una imagen de control del fenómeno, lo cierto es que ni la puerta giratoria ni la fiesta se les acabó a los delincuentes, como rezaba el slogan de campaña de Piñera, y esto será una de las grandes derrotas de su gestión.

Ahora, Boric manifestó que “el combate a la delincuencia, sin duda, va a ser central, porque la gente quiere recuperar la tranquilidad y los barrios”. Pero la pregunta del millón es el cómo. Cuál será la receta mágica que permita si no disminuir las tasas de delincuencia, al menos evitar que sigan subiendo al igual que la percepción de inseguridad.

Lo anterior deberá ser conjugado con otros elementos relevantes, como su postura respecto de los presos del estallido social, tema en el que ha jugado a dos bandas. Si en un comienzo el entonces candidato planteaba que el perdón tenía que ser total, luego moderó su discurso, afirmando que “no es aceptable pensar en un indulto para todos”. Ahora, se reunió con familiares de presos de la revuelta y definió como su jefe de gabinete a un experto en derechos humanos, en una apuesta coherente y positiva, pero que puede generarle ruido con quienes se vieron afectados por la violencia del 18-O.

En medio de esa temática, Boric fue sorprendido por la decisión del gobierno de Piñera de adjudicar – faltando solo dos meses para el fin de su gobierno- la explotación de litio en Chile, en circunstancias que no hay consenso político al respecto. Boric entonces se mostró duro y afirmó, tajante, que “una mala noticia”, comparando el hecho con las leyes de amarre de fines de la dictadura. Además, apareció liderando a una oposición unida, de capitán a paje, en torno al tema, en una muestra más de afinidad entre la nueva generación de izquierda y la antigua Concertación.

La relevancia de mostrarse moderado también se hizo carne en estos días, a partir de su exposición ante los empresarios de la Enade, en la que apuntó a la necesidad de trabajar en conjunto y reiteró conceptos ya mencionados durante la campaña de segunda vuelta, en torno a la gradualidad con que implementará los cambios, añadiendo además la relevancia de la responsabilidad fiscal. Fue aplaudido tres veces por los asistentes según consignaron los medios.

Lo cierto es que esta semana marcó en algo lo que será esta primera hoja de ruta. Los hitos en los que se concentrará Boric una vez instalado en La Moneda. El tema será cómo hará “conversar” y cómo generará sinergias entre la moderación y la necesidad de seguir hablándole a su base electoral, que exige cambios y ya no tiene paciencia para esperarlos. O sea, cómo refundar sin incendiar la pradera.

Publicado en El Mercurio de Valparaíso

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