Pelos en la sopa

28 de Agosto 2022 Columnas

Probablemente será la última foto que tendrá la renunciada ministra de Desarrollo Social, la PPD Jeannette Vega, en La Moneda y cerca del Presidente Gabriel Boric. Y es que el mismo día en que estalló la bomba que detonó su salida del gobierno, la entonces secretaria de Estado posaba junto a Izkia Siches y varias de sus pares junto al Mandatario, en el marco del lanzamiento de la campaña “Tu voto decide”, con el Servicio Electoral (Servel).

Nada hacía presagiar –como dicen los periodistas policiales- que solo unas horas después el huracán arrasaría con la noticiabilidad de aquello y, de pasada, con la estadía de Vega en Palacio, convirtiéndola en la primera “baja” de un gobierno que ha estirado el cambio de gabinete al máximo. Todo esto, además, enturbiándole la agenda al Presidente, a solo unos días del plebiscito.

Hasta entonces, la semana había sido redonda para Boric. Luego de su gira en tren rumbo a Chillán –en la que Vega compartió junto al Mandatario-, el Ejecutivo había presentado las indicaciones al proyecto que rebaja la jornada laboral a 40 horas, una iniciativa transversal, que había sido consensuada entre los trabajadores y empresarios, y que le generaba un importante punto a favor. De hecho, en medios trascendió que, hacia el miércoles, la sensación era de alegría en Palacio, mientras se preparaba el nuevo periplo que emprendería el Presidente, hacia el norte del país.

A eso se sumó la detención de Héctor Llaitul por parte de la PDI ese mismo día por la tarde, lo que ciertamente lograba apuntalar las áreas en las que el gobierno no ha logrado repuntar, como lo son la seguridad y el conflicto en la Araucanía. Aunque la captura se “robara” las primeras planas de los medios, era a todas luces una buena noticia para el Ejecutivo, que permitía mostrar un Estado que se hace cargo de un tema que parecía habérsele escapado de las manos.

Así llegó el jueves 25 y la ministra Vega se preparó para la actividad con el Servel, sin pensar que la aprehensión del líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) se convertiría en un boomerang. Llegó a La Moneda y participó de la reunión interministerial para organizarse con miras al plebiscito. Poco tiempo pasó de esa actividad para que los clics en redes sociales empezaran a aumentar –no precisamente por la pauta que habían tenido- y Vega se convirtiera en trending topic. Ex-Ante había publicado a mediodía la existencia de un telefonazo de parte de ella –a través de una asesora- a Llaitul, poco después de la jornada en que él había llamado a “preparar las fuerzas, a organizar la resistencia armada por la autonomía del territorio y autonomía para la nación mapuche” ante la inminente instalación del “estado intermedio” en la zona.

Esta no era la primera salida de libreto de Jeannette Vega –quien además había asumido en mayo como coordinadora interministerial de la Macrozona Sur-, lo que ya había generado ruidos para el gobierno. En entrevistas había afirmado que se sentía “cómoda” con la denominación de Wallmapu para la zona –lo que anteriormente había causado problemas con Argentina- y había dicho que “efectivamente nosotros tenemos presos políticos y, no todos, pero algunos de los presos que tienen que ver con pueblos originarios son básicamente presos políticos”, lo que motivó una reprimenda por no seguir los lineamientos de La Moneda y la obligó a retractarse por Twitter.

Pero luego de 167 días en el cargo, Jeannette Vega selló su salida de Palacio al conocerse la llamada a Llaitul, lo que además dejó una estela de dudas respecto de si actuó por cuenta propia, si Boric sabía de estas gestiones y si ella misma estaba con la asesora cuando se comunicó con el líder de la CAM, por mencionar algunas.

Casi 48 horas después de que se iniciara la crisis, la ministra vocera, Camila Vallejos, no mostraba la misma alegría que rondaba en el gobierno el miércoles, aun cuando intentó poner paños fríos al problema. Echándole la culpa al empedrado, pidió no sacar réditos políticos de la situación y afirmó que no son el primer gobierno que ha intentado solucionar este conflicto histórico a partir del diálogo. ¿Entonces por qué sale Vega de su cargo si el “diálogo” era parte de una estrategia de corte lógico?

Lo único claro a estas alturas es que la aventura telefónica de la exministra de Desarrollo Social le puede costar cara al presidente Boric y solo agregó más pelos a la sopa en un tema que de por sí ha sido uno de sus talones de Aquiles. Flaco favor para el Apruebo y el gobierno, a solo una semana del plebiscito.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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