La ética de datos es uno de los ejes importantes a considerar para el trabajo con datos utilizando tecnologías de tratamiento masivo como la Inteligencia Artificial. La base de esta disciplina son las leyes de protección de datos, las cuales se van modernizando en la medida que nuevos consensos éticos se alcanzan.  En 1999 Chile marcó un hito en Latinoamérica, al convertirse en el primer país de la región en contar con una normativa que regulara el tratamiento de datos personales. La Ley Nº 19.628, que establece un conjunto de principios y garantías, que aún están vigentes, no consideró la supervisión de sus disposiciones y hoy es trasversalmente criticada por su bajo nivel protector.

Los datos en el mundo digital son el reflejo de lo que somos, forman parte de nuestra identidad y personalidad. Por eso la actualización de la ley es urgente, para responder a los crecientes desafíos del tratamiento de datos, hoy bajo las lógicas de los algoritmos, equilibrando el uso y el control de las personas frente a estos sistemas.

El proyecto de ley que se discute en el Congreso puede mejorarse sustancialmente, a nuestro juicio, reforzando mecanismos de trasparencia y responsabilidad. Primero consagrar la trasparencia activa de las decisiones automatizadas, no solo la posibilidad de oponerse al tratamiento, sino también la explicación, la revisión de la decisión y en ciertos casos, la intervención humana. En cuanto a la responsabilidad, incorporar mecanismos que equilibren las nuevas bases de licitud que se incorporarán en la ley como como el interés legítimo. Una de esas herramientas son las evaluaciones de impacto en protección de datos las cuales, tras un análisis profundo sobre el tratamiento de datos, sirven no solo para gestionar los riesgos, sino también para identificar responsables, categorías de datos, delimitar la licitud e implementar medidas necesarias de control.

La transparencia y responsabilidad son elementos claves en la ética de datos, en su protección y su objetivo es el respeto y resguardo de los derechos de las personas, lo que deberá estar en el futuro en el corazón de las entidades públicas o privadas tratadoras de datos personales.

Publicado en La Segunda por María Paz Hermosilla, directora GobLab de la Escuela de Gobierno de la UAI y Romina Garrido, investigadora asociada del GobLab UAI.