Las últimas vacaciones

31 de Enero 2022 Columnas

Cuando los estudiantes universitarios están a punto de terminar su carrera, los adultos suelen recomendarles que aprovechen sus últimas vacaciones como alumnos, pues nunca más en la vida tendrán un periodo estival tan extenso y tan despreocupado.

Quizás esa misma recomendación sería buena para el presidente electo, Gabriel Boric, y sus últimas vacaciones como ciudadano de a pie. Sin embargo, lamentablemente este periodo previo a su asunción el 11 de marzo, será álgido y difícil, considerando el momento país en el que iniciará su periodo.

#Nombramiento de autoridades. Si bien el jefe de Estado electo ya dio a conocer quiénes lo acompañarán en los distintos ministerios y ya mencionó a algunos subsecretarios, lo cierto es que faltan muchas nominaciones y estas requerirán de una intensa y pulcra búsqueda durante el mes y medio que queda antes de instalarse en Palacio.

Entre ellas, están los delegados presidenciales, los seremis, los jefes de servicios, las autoridades regionales, las cabezas de las empresas del Estado y un largo etcétera. Pero las colectividades que conforman Apruebo Dignidad están con la piel sensible y ya Boric recibió los primeros reclamos por la sobrerrepresentación de la ex Concertación. Los malabares que deberá hacer con el resto de los cargos tendrán que incluir llevar la fiesta en paz con sus propios partidos.

No solo eso, requiere encontrar a personas dispuestas a asumir el desafío y al parecer estas no sobran. Hasta el ministro Enrique Paris se dio el gusto de echar algo de sal en la herida con una frase de aquellas: “Nosotros sí tenemos subsecretarios”, dijo.

#¡Es la economía, estúpido! La crisis que vive el país producto de la pandemia continúa golpeando al país, con una inflación que no ha sido fácil de controlar y un crecimiento que se proyecta escaso para 2022 y 2023, con previsiones del Banco Central que pronostican apenas entre 1,5% y 2,5%, y entre 0% y 1%, respectivamente.

Si esas cifras las cruzamos con el ambicioso plan con el que llega Boric a La Moneda, es fácil pronosticar un ajuste de las expectativas del gobierno, que a partir del frenesí con el que arriba cualquier nueva administración, podría golpearse fuertemente contra la realidad, más aún considerando las trabas que supone la maquinaria del Estado.

#Expectativas v/s realidad. Se trata de un meme que ya a estas alturas es un clásico, pero en el caso de la llegada del nuevo gobierno puede convertirse en un trauma difícil de revertir.

Marcelo Mella, en un paper en el que analizó el deterioro del respaldo a los gobiernos entre 1990 y 2014, afirma que “el primer año es un período de bajo desgaste” y que es el tercer año cuando se produce un daño más complejo, debido a la “mayor frustración por expectativas insatisfechas”.

Sin embargo, en el mismo estudio se muestra cómo ese periodo de “luna de miel” se ha ido acortando. Y aunque está fuera de aquel análisis, en el caso de Sebastián Piñera apenas duró cinco meses: el momento más crítico no llegó en 2020, sino cuando apenas llevaba un año y medio al mando y el estallido social le reventó en la cara.

El exceso de expectativas que se ha generado frente al futuro gobierno de Boric y el casi endiosamiento que se ha producido en torno a su figura pueden convertirse en una bomba de tiempo y él lo tiene claro. Por lo mismo, una de sus primeras alocuciones al ser electo incluyó el llamado a no “idealizar a nadie… Partiendo por mí”.

#Los meollos y las urgencias. La instalación en La Moneda será frenética y sin tiempo para sentirse a gusto en sus grandes salones. Y es que las urgencias son muchas y –como su nombre lo indica- apremiantes. El aumento de la inseguridad, el aterrizaje del narcotráfico y los homicidios que diariamente se conocen, la compleja situación en La Araucanía, la pobreza que aumentó brutalmente a partir de la crisis económica y la pandemia que sigue en un punto álgido, no le darán tiempo ni para servirse un café en su nuevo escritorio, más aún cuando no tendrá mayoría en el Congreso y deberá negociar con distintos sectores, lo que puede poner en jaque su programa original.

Con este panorama –y en el que quedan fuera varios desafíos, entre otros, la descentralización y el respaldo a las demandas regionales-, lo cierto es que estas últimas vacaciones de Gabriel Boric como “ciudadano de a pie” se le harán probablemente más cortas que cualquier otro periodo estival en sus 35 años de vida. No por nada trae encima las expectativas de todos quienes salieron a marchar en 2019 y de más de la mitad del país que lo ungió el pasado 19 de diciembre.

Publicada en El Mercurio de Valparaíso.

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